El Modelo Educativo Integral y Flexible (MEIF) transformó la vida académica de la Universidad Veracruzana (UV), incrementó su calidad y la colocó como una de las mejores universidades del país gracias a que todos sus programas de estudios están debidamente certificados, y una de las exigencias básicas para obtener dicha certificación fue precisamente la flexibilidad.
Además, con la implementación del MEIF también se elevó la competitividad en la investigación: se pasó de seis posgrados acreditados durante el modelo rígido a 65 programas de excelencia con registro en el Programa Nacional de Posgrado de Calidad en el Conacyt.
Estos dos hechos, acreditación de programas de licenciatura y acreditación de posgrados en el PNPC, dan a los egresados de la UV un nivel de excelencia que los vuelve más competitivos a la hora de enfrentar los retos laborales.
A pesar de estos logros, que no son menores, el MEIF todavía tiene tareas pendientes porque hay resistencias en la UV que no asumen que el cambio no sólo es en la academia sino también en el esquema laboral; es decir, los esquemas de la administración laboral son rígidos y eso complica la flexibilidad de horarios y oferta educativa, y aquí está el mayor reto del modelo.
Para abundar sobre el MEIF, conocer sus ventajas y desventajas, pero sobre todo para saber cómo aprovecharlo mejor, se entrevistó a Héctor Vargas Rubín, director general de Desarrollo Académico, a los directores de las facultades de Agronomía, Gustavo Ortiz Ceballos; Nutrición, José Luis Castillo Hernández; Idiomas, Celia Cristina Contreras Asturias y Música, Rafael Toriz Sandoval.
Historia
El MEIF surgió a partir de una reflexión que se hizo a nivel mundial; la UNESCO en 1998 planteó los retos y la perspectiva de la educación superior en el siglo XXI, la cual se enfocaba en una formación integral que buscaba no sólo formar profesionistas capaces, sino gente comprometida con su entorno, con espacios cada vez más flexibles para poder dar mejores condiciones de aprendizaje y con una gran correspondencia con la realidad que se vive no solamente a nivel global, sino local.
Ante esta óptica que demandaba el siglo XXI, en 1999 la UV concentró a un conjunto de académicos, conformó un grupo multidisciplinario e inició la construcción del nuevo modelo.
“Lo anterior es algo de lo más interesante, pues legitima cada vez más el proceso de construir un modelo propio, acorde con las necesidades, no importado, no traído del exterior; retomando los postulados internacionales y nacionales se empezó a construir lo que sería el MEIF.”
En ese mismo año, tras el trabajo de este grupo multidisciplinario, la propuesta de implementación del nuevo modelo educativo fue llevada al Consejo Universitario General (CUG) y en su momento se le llamó Nuevo Modelo Educativo Integral y Flexible e inició con 14 programas. En la actualidad, el 100 por ciento de los programas están dentro del MEIF, precisó Vargas Rubín.
Resaltó que la transición de un modelo rígido a uno flexible fue un cambio de paradigma que puso al estudiante como el eje universitario.
Reformar el ámbito laboral
Los entrevistados coincidieron en que este modelo, basado en el aprendizaje, exige tanto a estudiantes como a académicos mayor dedicación y compromiso, así como una conciencia colectiva de los objetivos y filosofía que éste persigue. Sólo así podrá consolidarse, pues retomar el modelo rígido –basado en la docencia– sería un retroceso dadas las tendencias educativas nacionales e internacionales.
“Una de las grandes apuestas del MEIF es la flexibilidad. Pero a nivel administrativo, los esquemas son rígidos y no hay compatibilidad. Necesitamos que haya una sinergia entre la academia y la administración de la Universidad, y ni siquiera es con la administración escolar sino con la laboral, que permita, precisamente, la flexibilidad de los horarios y de los académicos”, expresó Gustavo Ortiz Ceballos, director de Ciencias Agrícolas, entidad que hace 12 años adoptó este modelo.
Para Celia Cristina Contreras Asturias, directora de Idiomas, la principal ventaja que el MEIF ofrece a los estudiantes es la formación integral: además de las experiencias educativas del área de su disciplina, los jóvenes pueden cursar experiencias de otros programas educativos, hacer deporte e involucrarse en actividades artísticas como parte de su misma preparación universitaria. También tienen oportunidad de programar y planear, con el apoyo de sus tutores, sus periodos de permanencia y su perfil de egreso.
Sin embargo, refirió, para algunos chicos el MEIF se ha convertido en una carrera de créditos y no en una carrera profesional. En el afán de concluir lo más rápido posible, a veces cursan experiencias educativas que les dan más créditos, en detrimento de su formación profesional, sin buscar que ésta sea más sólida.
“De hecho, cuando llegan a la Facultad a preguntar qué experiencias educativas les podemos ofrecer, como parte del área de Formación de Elección Libre, antes de preguntar los contenidos preguntan cuántos créditos les van a dar, y eso plantea desventajas.”
Contreras Asturias agregó: “La principal desventaja que plantea el modelo es que tanto académicos como estudiantes necesitamos reeducarnos en la dinámica de trabajo; considero que si no hay una conciencia colectiva de lo que plantea, siempre estaremos un poquito peleados con el modelo.”
Por su parte, Ortiz Ceballos destacó que el modelo ha posibilitado la movilidad interinstitucional de los estudiantes y fortalecido su vinculación con los sectores productivos. Respecto de la eficiencia terminal, dijo que antes era del 15 por ciento y en la actualidad supera el 60 por ciento. Agregó que el que se hayan incorporado como experiencias educativas el servicio social y la realización del trabajo recepcional, demanda a las autoridades educativas un mayor seguimiento de los futuros egresados.
De igual manera, Rafael Toriz, director de Música, la última facultad que se integró al MEIF (2011), mencionó que como todavía hay generaciones que estudian bajo el modelo rígido, los estudiantes que están en el nuevo esquema demandan más horarios y experiencias educativas.
“En la medida en que se van cerrando los bloques surgen más opciones. No sé si podría considerarse una desventaja pues no es tal, más bien es el proceso de transición. Supongo que eso ha de haber pasado en otras facultades.”
Para José Luis Castillo Hernández, director de Nutrición, en la actualidad el modelo educativo que no sea flexible, no reúne los estándares de calidad a los que deben ceñirse las instituciones de educación superior.
“Si no es integral, si no contempla el desarrollo de los conocimientos, habilidades y destrezas, no contempla los valores del eje teórico, heurístico y axiológico, es un modelo que está condenado al fracaso, porque no va a lograr la acreditación de los organismos evaluadores externos.”
Castillo Hernández explicó que “los horarios quebrados son consecuencia de la flexibilidad del modelo al 100 cien por ciento, en todo el plan de estudios y en toda la tira de experiencias educativas”. En su opinión, las únicas áreas flexibles deberían ser la básica, terminal y electiva: “Deberíamos considerar, por disciplinas, un tronco común flexible, un área de iniciación a la disciplina flexible, un área básica flexible, un área disciplinaria rígida y volver a la flexibilidad en el área terminal. Al final, el que haya rigidez en el área disciplinaria no le quita la flexibilidad al modelo”.
Los entrevistados también destacaron que una de las quejas más comunes de los estudiantes es que el cupo de las experiencias educativas se satura y ya no logran cursar las que necesitan o les interesan. Señalaron que faltan indicadores para medir si los ejes teórico, heurístico y axiológico del MEIF han dado resultados, que es necesaria una mayor flexibilidad de los académicos para ajustarse a otros horarios y para reajustar su perfil profesional a los nuevos requerimientos del MEIF. Y tener un sistema de tutorías bien implantado, con tutores capacitados y dispuestos a guiar a los estudiantes.