La Agencia Espacial Europea ha reconocido esta mañana que no sabe lo que ha pasado con el módulo Schiaparelli de la misión ExoMars 2016, que se podría haber estrellado ayer en la superficie marciana durante su aterrizaje programado.
Schiaparelli, con un diámetro de 1,65 m y casi 600 kg de peso, parece que no ha logrado superar los 50 últimos segundos de los ‘seis minutos de pánico’ que temían los responsables de la misión, según han explicado hoy en rueda de prensa desde el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) en Darmstadt, Alemania.
En los últimos 50 segundos, en torno a la eyección del paracaídas y el escudo térmico superior, algo sucedió con Schiaparelli
Durante ese tiempo redujo su velocidad desde los 21.000 km/h a 3 m/s mientras entraba en la atmósfera marciana protegido por un escudo térmico. Frenó su caída con un paracaídas de 12 metros, y parece que, alrededor del momento en que este y el escudo térmico superior se separaron de la nave, algo sucedió. Parece que ese desprendimiento se produjo antes de lo previsto, aunque el análisis aún no ha concluido. Además, aunque se ha confirmado la activación de los retrocohetes que llevaba Schiaparelli, los científicos piensan que se apagaron antes de lo esperado a una altitud aún por confirmar.
«Solo podremos determinar la dinámica del módulo dentro de un tiempo, cuando hayamos analizado todos los datos», explicó Andrea Accomazzo, director de operaciones espaciales de la ESA, quien reconoció que no saben si Schiaparelli estará de una pieza.
El módulo de aterrizaje entró a las 16:42 hora de ayer en la atmósfera marciana y se esperaba que a las 16:48 h ya estuviera en el suelo marciano. Los científicos confiaban en que a los 10 minutos llegará su señal al Giant Metrewave Radio Telescope (GMRT), el mayor conjunto interferométrico del mundo situado cerca de Pune, India, pero no hubo suerte.
Hora y media más tarde tampoco fueron concluyentes las señales que envío la sonda Mars Express hasta la antena de espacio profundo que la ESA tiene en Cebreros (Ávila). Las mismas malas noticias llegaron después desde el Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) de la NASA y la sonda Mars Atmosphere & Volatile Evolution (MAVEN).
Los responsables de la misión confían en que los datos del orbitador de gases traza (TGO, por sus siglas en inglés), un satélite que también forma parte de Exomars 2016 y que ayer sí se insertó con éxito en la órbita marciana, informe sobre el incierto destino de Schiaparelli.
“Los datos que estamos recibiendo nos permitirán entender a la perfección la secuencia de los hechos y por qué no se produjo un aterrizaje suave de Schiaparelli”. señala David Parker, director de Vuelos Tripulados y Exploración Robótica de la ESA. “Desde el punto de vista de la ingeniería, es lo que esperamos de un artefacto de pruebas y, gracias a él, ahora disponemos de datos extremadamente valiosos con los que trabajar. Formaremos una comisión de investigación para estudiar a fondo lo sucedido, pero por el momento no podemos especular más allá”.
Los primeros indicadores de las señales de radio, capturadas tanto por el GMRT como por el orbitador Mars Express de la ESA, sugieren que el módulo habría completado con éxito la mayoría de los pasos de su descenso de seis minutos a través de la atmósfera marciana. Por ejemplo, la etapa de desaceleración mientras atravesaba la atmósfera y el despliegue del paracaídas y el escudo térmico. Sin embargo, tanto el GMRT como Mars Express dejaron de recibir señales poco antes del momento previsto. Los expertos de ESOC analizan el porqué.
TGO se inserta en la órbita marciana
La telemetría detallada grabada por el TGO resultará clave para comprender mejor la situación. Mientras Schiaparelli efectuaba su descenso, el orbitador llevó a cabo su exitosa maniobra de inserción orbital en Marte, según han destacado los responsables de la misión. A partir de ahora este satélite se moverá a 400 km sobre la superficie marciana para analizar los gases minoritarios en su atmósfera, especialmente el metano. Esta molécula se asocia con la presencia de organismos vivos en la Tierra.
Los resultados de TGO sobre el origen del metano marciano, biológico o geológico, no se esperan antes de finales de 2018
Los científicos están desando saber si las trazas de metano ya detectadas en Marte tienen un origen geológico o biológico. “Al menos se necesitará un año de observaciones para recabar datos suficientes y no debe esperarse ningún resultado antes de finales de 2018”, adelantó ayer el responsable científico de ExoMars, Jorge Vago, durante una videoconferencia establecida entre ESOC y el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC) cerca de Madrid.
Por su parte, el director general de la ESA, Jan Wörner, ha subrayado lo importante que es contar con un segundo orbitador europeo en Marte: “Tras los acontecimientos de ayer, contamos con un impresionante satélite orbitando alrededor de Marte, listo para llevar a cabo misiones científicas y transmitir datos de la futura misión ExoMars 2020″, aunque también ha hablado sobre Schiaparelli: «Su principal objetivo era probar las tecnologías de aterrizaje europeas. Parte de su labor era registrar los datos durante el descenso y es importante que sepamos qué ha pasado para tomar medidas de cara al futuro”.
Tanto Schiaparelli como TGO forman parte de la misión ExoMars 2016, la primera fase de uno de los programas más ambiciosos de exploración planetaria de la ESA, en colaboración con su homóloga rusa, Roscosmos. La segunda fase será el lanzamiento en 2020 del primer rover europeo en Marte. Contará con un taladro que perforará hasta dos metros bajo la superficie marciana para buscar indicios de vida –presente o pasada– lejos de la radiación que asola la superficie del planeta rojo.
De momento la NASA gana 7-0 a Europa y Rusia en cuanto a aterrizajes exitosos de naves en Marte
“Por parte europea, el presupuesto del programa ExoMars en su conjunto, sumando las misiones de 2016 y la de 2020, es de unos 1.500 millones de euros”, explica Vago, quien aclara que esta cantidad no incluye la aportación de Rusia, encargada de los lanzamientos (valorados en 200 millones cada uno) y el desarrollo de diversos instrumentos.
A la espera de aclarar lo que ha ocurrido con Schiaparelli, la NASA sigue ganando 7-0 a Europa y Rusia en cuanto a aterrizajes exitosos de naves en Marte. En 2003, la ESA lo intentó con el pequeño módulo Beagle, que viajó a bordo de la nave Mars Express, pero fracasó. Y la antigua Unión Soviética tampoco ha tenido mejor suerte desde los años 60. Solo en 1971 logró que la Mars 3 aterrizará en suelo marciano, pero se perdió el contacto a los pocos segundos.
El porcentaje de éxito de los aterrizajes con éxito en el planeta rojo ronda el 50%. Estados Unidos, a través de la NASA, lidera la clasificación con siete naves: Viking 1, Viking 2, Mars Pathfinder, Spirit, Opportunity, Phoenix y Curiosity. La ESA y la industria espacial europea confiaban en marcar el ‘primer tanto’ con Schiaparelli.
Este lander o ‘aterrizador’, bautizado como un famoso astrónomo italiano y que despegó de la Tierra en marzo, es un módulo demostrador de entrada, descenso y aterrizaje (EDM, por sus siglas en inglés), cuya función principal es poner a prueba tecnología de aterrizaje para futuras misiones. Aunque todo hubiera ido bien, solo iba a estar activo entre tres y diez días, el tiempo que duran sus baterías.
La zona de aterrizaje es chata como un aparcamiento
La región en la que ha aterrizado es Meridiani Planum, “tan chata como el aparcamiento de un supermercado”, compara Vago, y situada no muy lejos de donde opera el vehículo Opportunity de la NASA. De hecho, el rover estadounidense podría haber obtenido alguna imagen de Schiaparelli durante su aterrizaje, aunque sea solo un punto blanco en la lejanía. El propio módulo también se supone que ha tomado 15 fotografías en blanco y negro al descender.
El rover Opportunity podría haber fotografiado a Schiaparelli
Estaba previsto que todas las investigaciones sobre el aterrizaje, denominadas AMELIA (Atmospheric Mars Entry and Landing Investigations and Analysis), se llevarían a cabo con las señales proporcionadas por los sensores de la nave, empleados también para guiarla en su trayectoria a través de la atmósfera marciana.
Este EDM lleva, además, instrumentos científicos como la estación meteorológica DREAMS (Dust characterization, Risk assessment, and Environment Analyser on the Martian Surface), construida por un consorcio europeo para medir parámetros ambientales como la presión, humedad, temperatura del aire, viento, irradiancia solar en la superficie y, por primera vez, los campos eléctricos. Estos datos podrían arrojar luz sobre el origen de las tormentas de arena en Marte, como la que se pronosticó podría haber afectado al aterrizaje de Schiaparelli.