El Señor de Las Limas es una escultura realizada en piedra verde, de 55 centímetros de altura que corresponde a la época preclásica temprana de la cultura Olmeca (1200-900 aC.). Se le considera una de las obras más importantes de esta civilización, la cual estuvo asentada en la costa del Golfo de México, principalmente en lo que hoy es el estado de Veracruz.
 
A través de 15 imágenes digitalizadas, el Museo de Antropología de Xalapa (MAX), Veracruz, ofrece al público la observación completa en línea de esta pieza, así como de mil 500 objetos arqueológicos más, los cuales forman parte de su exhibición permanente y que ahora aparecen en su catálogo electrónico.
 
“Somos pioneros en la utilización de este recurso tecnológico. El MAX es el primer museo en el país en aprovechar las herramientas digitales para poner su acervo en su página web. Eso es trabajar a favor de la distribución del conocimiento, dar acceso gratuito por este medio a todas las personas a esta riqueza”, dijo Sara Ladrón de Guevara González, directora del museo, una de las arqueólogas más reconocidas a nivel nacional e internacional especialista en las culturas prehispánicas asentadas en la costa del Golfo de México.
 
Ladrón de Guevara, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), añadió que el resto de la colección que resguarda el museo, alrededor de 25 mil piezas que permanecen en las bodegas para su restauración,  estudio e investigación, estará completamente digitalizada este año, lo que significa colocar al MAX a la vanguardia en cuanto a propuestas museográficas arqueológicas se refiere a nivel nacional.
 
Recordó que en 1986 el museo, creado en 1957, dejó su primera sede y se cambió a sus nuevas instalaciones en la misma capital veracruzana, y lo hizo con un nuevo guión museográfico, un nuevo discurso sobre el tiempo prehispánico, y a partir de entonces se mantiene el objetivo de presentar ideas y propuestas frescas para el público.
 
“El Museo Nacional de Antropología no ha hecho ese cambio, por ejemplo. Tiene la misma museografía, la misma idea centralista de los mexicas y las salas de otras culturas a su alrededor. Ese discurso de los años 60 es el que impera en él y no lo han cambiado. La exhibición de objetos no es inocente, pues ahí estamos atrás los académicos creando discursos para explicar de mejor manera la esencia e importancia de estas culturas. El MAX tuvo ese cambio al mudarse de sede”, expuso.
 
De esta manera, sostiene la investigadora, el museo, que pertenece a la Universidad Veracruzana y trabaja en coordinación con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se sigue conformando no sólo como un lugar de exhibición y difusión, sino además como una gran biblioteca, un patrimonio cultural, antropológico e histórico, de valor incalculable, que busca siempre tener algo nuevo y atractivo para los visitantes en sus salas temporales y diversos programas de actividades.
 
El MAX recibe al año en promedio a cien mil visitantes. Custodia la colección de piezas arqueológicas originales de los olmecas, un acervo excepcional que abarca tres mil años y que representa a la primera cultura mesoamericana.
 
En esta sede, la segunda más importante del país en resguardar y exhibir colecciones de piezas prehispánicas -detrás del Museo Nacional de Antropología, en la ciudad de México-, también se lleva a cabo una intensa actividad de difusión científica, cultural y artística, dirigida al visitante adulto, con especial interés a niños y jóvenes.
 
“Esto lo hacemos porque es muy importante formar públicos desde temprana edad, primero porque creemos que es más fácil cambiar actitudes, y porque tenemos que transmitir a nuestros visitantes la visión de que un museo es un ente vivo”, dijo convencida Ladrón de Guevara González.
 
El Museo de Antropología de Xalapa es además la sede de Sábados en la Ciencia, el primer programa de la AMC de divulgación científica, próximo a cumplir 20 años de actividad ininterrumpida en la capital veracruzana, con 640 conferencias organizadas a la fecha.
 
Un nuevo libro, listo para su presentación
 
Culturas del Golfo”, es el título del nuevo libro de la especialista Sara Ladrón de Guevara, el cual presentará próximamente al público, provee de un recorrido por las culturas asentadas en esta área, incluyendo nuevos hallazgos, nuevas interpretaciones. Se trata de una compilación de trabajos de distinguidos investigadores dedicados a la arqueología en Veracruz.
 
Esta nueva obra editada por Conaculta, el Instituto Nacional de Antropología e Historia y Jaca Book se sumará a las publicaciones de la académica, entre las que destacan: “La mano. Multivalente en Mesoamérica”, “Imagen y pensamiento en El Tajín”, “Diseños precolombinos de Veracruz y, “Tajín, la urbe que representa al orbe”.
 
Los proyectos de la arqueóloga veracruzana, distinguida en el 2007 por el INAH con el premio Divulgación por su libro “Hombres y dioses de El Tajín”, han estado siempre enfocados al estudio de los aspectos simbólicos, religiosos, iconográficos y estéticos de Mesoamérica.
 
El trabajo más fuerte que ha desarrollado ha sido precisamente en El Tajín, situado en el norte de Veracruz, aunque también ha publicado investigación referente a la huasteca, centro y sur veracruzanos.
 
“La colecciones que se encuentran en el MAX permiten seguir desarrollando investigación, no solo en mi caso, que puedo seguir estudiando las temáticas que a mí me interesan, sino para muchos más investigadores que también así lo hacen”, dijo en referencia a la importancia de que el museo sea una entidad universitaria, lo que hace que prevalezca un interés académico.
 
Entre las recientes aportaciones que ha hecho Sara Ladrón de Guevara al estudio de la cultura olmeca, se encuentra el descubrimiento de un bosquejo tallado de un rostro sin concluir en la parte posterior de la cabeza colosal número 4 de San Lorenzo. “Lo magnífico de todo esto es que los arqueólogos siempre descubrimos cosas y lo particular del hallazgo es que esa pieza la había visto mucha gente y nadie se había dado cuenta”.
 
El reto en el estudio de esta cultura es que para conocerla tiene que recurrirse a los vestigios arqueológicos, pues no existe información, como sí la hay de los mexicas y mayas en las crónicas que hicieron los conquistadores, por ejemplo. “Todo lo que sabemos de los olmecas es arqueología pura, nada de historia, por eso la investigación sobre esta cultura es difícil, pero a la vez representa un reto fascinante”.

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