El filósofo francés Michael Foucault abordó la gubernamentalidad del Estado como un mecanismo para decidir quién tiene derecho a vivir y quién tiene derecho a morir, a morir por no ser productivo o normal, merece ser prescindible, no incluido o desechado, explicó Alfredo Zavaleta Betancourt, del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV).
Al participar en la 36ª Semana del Historiador en la Facultad de Historia con la ponencia “El otro Foucault”, comentó a los universitarios congregados en el Salón Azul de la Unidad de Humanidades que haría referencia al Foucault desconocido, “no al historiador de los regímenes de poder y de saber, de la locura, de las enfermedades, del encierro y la sexualidad, me refiero al Foucault preocupado por el Estado, la gubernamentalidad y la política”.
En ese sentido, dijo que su generación pensó que la obra del filósofo y sus múltiples historias “se agotaban en la descripción minuciosa y casi poética, onírica, de cómo ciertos mecanismos de poder fabrican a determinados sujetos en el hospital psiquiátrico o la cárcel”.
Se pensó que eso podía dar cuenta de cómo estamos imposibilitados para asumir nuestras diferencias en ámbitos de la vida diaria y pública, sobre todo aquellos que han tenido que guardar silencio en torno a sus problemas personales.
Foucault fue perfilando cada vez más un proyecto de investigación que lo llevó a definir la bio-política como una técnica de gubernamentalidad o de gobierno de la población que consiste en hacer vivir y dejar morir.
Para el filósofo francés la gubernamentalización era “un conjunto de dispositivos de poder mediante los cuales el Estado se hace cargo de aquello que la sociedad necesita mediante la creación de diferentes aparatos para satisfacer dichas necesidades.
”Se trata del derecho estatal a decidir quién tiene derecho a vivir y quién tiene derecho a morir por no ser productivo o normal, merece ser prescindible, no incluido o desechado, puede parecer exagerado para quienes no han experimentado formas de exclusión, por ello hay que reflexionar sobre los procesos de conquista y colonización, algunos de ellos no han terminado en el presente.”
Ahora sabemos que Foucault estaba preocupado por cierto tipo de innovaciones institucionales con el propósito de construirnos como sujetos, dijo Zavaleta Betancourt; “para decirlo en su léxico, estaba preocupado en ciertas tecnologías del yo y en la construcción de ciertos regímenes no ligados a la soberanía estatal, de tal forma que nos invitara a pensar cómo reinventar nuestra relación con las instituciones estatales”.
Foucault manifestó su preocupación por la historia del gobierno, del Estado, del poder, y al día de hoy se sabe que estaba interesado en el racismo.
Para Foucault el bio-poder era una relación de poder no disciplinario, orientada no al control del cuerpo sino a la población, “para él se trataba de vincular los mecanismos de castigo que hicieron posibles los cuerpos dóciles de la escuela, de la iglesia, del cuartel, de aquellos procedimientos y relaciones de poder preocupados por nuestros nacimientos, nuestra fecundidad, nuestra mortalidad e incluso nuestra herencia”.
Consideró que es necesario pensar también sobre la exclusión sistemática de los diferentes que no logran incluirse de forma no subordinada en la sociedad capitalista que insisten en hacerlos productivos.
Es necesario también pensar en los disidentes políticos que no aceptan los regímenes de las sociedades capitalistas contemporáneas o lo que queda de las sociedades socialistas.