En 1951 la Marina de los Estados Unidos entregó a la empresa Convair, fabricante de aviones un contrato para construir y probar un avión de combate que pudiese hacer un despegue y un aterrizaje vertical (vertical take-off and landing – VTOL-) de combate (VTOL). Convair creó el cola-sitter XFY Pogo (el cola-sitter o tailsitter es un tipo de VTOL que despega y aterriza sobre su cola, y luego se inclina horizontalmente para tomar el vuelo hacia delante). James Francis Coleman, un reservista de la Marina y empleado de Convair, fue elegido para ser su piloto de pruebas cuando la nave estuvo lista en 1954 y realizó su primer despegue el 2 de junio de ese año.
El XFY-1 se colocaba de forma vertical y lograba ascender gracias a unos enormes impulsores que tenía en su morro, de forma muy parecida a como lo hacía un helicóptero. Una vez en el aire, el piloto maniobraba el avión para que adoptara una posición de vuelo horizontal. Cuando iba a aterrizar, el proceso era justamente al revés.
A pesar de que el despegue y las transiciones del Pogo fueron sin problemas, Coleman y otros pilotos tuvieron dificultades para aterrizar, lo que tenían que hacer visualmente desde la cabina.
A esto se le sumaba que el ingreso y la salida del piloto de la cabina de vuelo era sumamente dificultoso y requería de ayuda.
El proyecto Pogo se suspendió por lo difícil de manejar que resultaba la nave.