En el umbral del Siglo XXI, México tiene el compromiso ineludible de insertarse con mayor capacidad competitiva en el concierto de las naciones y abatir la pobreza y el rezago.
 
La ciencia tiene por objeto la creación de nuevos conocimientos y es la fuente que ha dado vida a toda la tecnología y la innovación. Sus beneficios cubren aspectos fundamentales para el funcionamiento de la nación como son la alimentación, la salud, la energía, el agua, y las comunicaciones. De nuestro país han surgido importantes contribuciones al conocimiento y bienestar de la humanidad y, para poner un solo ejemplo, en México se sintetizó la primera molécula empleada en la anticoncepción oral.
 
El conocimiento es una herramienta para solucionar los principales problemas que aquejan a la humanidad e impacta profundamente el desarrollo y bienestar de la sociedad; es por lo tanto un bien público indispensable para la toma de decisiones y su acceso debe considerarse un derecho humano fundamental.
 
La actividad científica es un motor para el progreso socio-económico y es entonces un elemento estratégico para el fortalecimiento del país; es un elemento indispensable de soberanía y seguridad nacional y debe ser considerada como una prioridad del Estado Mexicano.
 
El gobierno federal tiene entonces una gran responsabilidad en el financiamiento y coordinación del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y tiene la competencia para definir las prioridades y los grandes objetivos nacionales.
 
El establecimiento de estos objetivos debe incluir a varios sectores estratégicos y debe atender las necesidades y problemas de las diferentes regiones del país. Se requiere una buena coordinación en el trabajo de las dependencias gubernamentales, las instituciones científicas y las entidades de los sectores productivo y social. Asimismo, se deben trascender los ritmos sexenales y dar continuidad al esfuerzo y la inversión.
 
Existen varios caminos que deben recorrerse simultáneamente. Por un lado está la necesidad de definir y apoyar objetivos de investigación en la frontera de la ciencia. Se deben realizar proyectos de gran envergadura, multi-institucionales y multinacionales, que permitan el desarrollo de gran infraestructura y que permiten ampliar la capacidad competitiva de la planta científica mexicana. De hecho ya existen propuestas bien fundamentadas en áreas: Que van de las ciencias genómicas, a la investigación astrofísica.
 
Por otro lado, están los rubros estratégicos para el desarrollo nacional, que deben abordarse con enfoques multidisciplinarios. Aquí la temática es muy amplia y va desde la utilización de energías renovables y agrotecnologías para mejorar la producción de alimentos, hasta la prevención y atenuación de desastres; la salud y la consolidación de la industria aeroespacial.
 
Si se considera que enfrentar todos estos grandes retos resulta costoso, no hacerlo será mucho más oneroso, pues determinará un futuro frágil, incierto y totalmente dependiente. 

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