El año pasado los científicos del telescopio antártico BICEP2 anunciaron el descubrimiento de unos patrones de polarización en el cielo relacionados con las ondas gravitacionales primigenias del Big Bang. Ahora el mismo equipo reconoce que no hay pruebas concluyentes sobre la existencia de esas ondas primigenias, según un análisis conjunto de sus propios datos con otros facilitados por los telescopios del Keck Array –también en la Antártida– y, sobre todo, del satélite Planck de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Esta imagen, que recuerda a los cielos que pintaba Vang Gogh, muestra una zona del cielo austral captada por Planck en longitudes de onda submilimétricas y de microondas. La escala de colores representa la emisión de polvo, un componente en principio menor, pero crucial en el medio interestelar que impregna toda nuestra galaxia. Su textura y ondas indican la orientación del campo magnético galáctico. Este polvo interestelar y su luz polarizada es la explicación que parece estar detrás de los datos de BICEP2.
La emisión de polvo es más fuerte a lo largo del plano de la galaxia, en la parte superior de la imagen, pero no se puede despreciar en las otras regiones del cielo, como la rodeada por una línea blanca. Esta engloba la porción de cielo observada con los dos experimentos antárticos desde el Polo Sur.
(ESA/PLANCK COLLABORATION ET AL)