Los lagartos dragón del lago Eyre (Ctenophorus maculosus) se encuentran exclusivamente en los desiertos de sal del sur de Australia. Estos reptiles se alimentan de insectos muertos sobre la costra de sal.
Cuando las hembras son fértiles tienen una característica mancha brillante de color naranja en su bajo vientre y cambian su comportamiento con los machos: en vez de espantarlos con sus patas delanteras o huir, dejan que las cortejen con comportamientos tan llamativos como flexiones de sus patas o meneos de cabeza.
Devi Stuart- Fox y Jennifer Goode, del departamento de zoología de la Universidad de Melbourne (Australia), trataron de determinar qué era lo más importante en este cortejo: el color de la hembra o el comportamiento que acompaña a los diferentes estados reproductivos.
“Decoramos a las hembras en las diferentes etapas reproductivas –fértil, preñada o en periodo no receptivo– con pinturas de naturaleza muy similar a los colores naturales. Las pinturas se utilizaron o bien para encubrir parches de color naranja naturales, o bien para aplicar unos falsos”, explican los investigadores.
Como el color natural del lagarto refleja los rayos ultravioleta (UV), los investigadores utilizaron pinturas especiales que reflejan la coloración femenina con mucha precisión. Una vez pintadas, dejaron a las hembras interaccionar con los machos y se observó el comportamiento de ambos sexos.
“Los machos se dirigieron con más frecuencia a las lagartas pintadas de naranja que a las que tenían el vientre blanco, independientemente del estado reproductivo real de las hembras. Se sintieron más atraídos por las hembras con manchas anaranjadas pequeñas y brillantes, y tendían a evitar aquellas con la coloración más grande y pálida”, añaden.
Se cree que el color brillante les resulta atractivo porque indica el pico de fertilidad femenina. Las hembras embarazadas conservan su coloración hasta la puesta, y si tienen grandes manchas de color naranja indican que la lagarta se hincha con los huevos y ya no está interesada en el apareamiento.
Voltearse para no ser agredida
Sin embargo, el comportamiento masculino también se incrementa según el estado reproductivo de la hembra. Los lagartos machos se aparearon más con las hembras fértiles que con las embarazadas o las que estaban fuera del ciclo de reproducción.
“Esto es consistente con la aceptación del comportamiento femenino de cortejo y apareamiento durante esta etapa. Algunos machos frustrados también se comportaron de forma agresiva –con persecuciones y picaduras– hacia las lagartas embarazadas”, apunta el estudio.
Otro comportamiento a destacar es que si los machos persistían con una actitud sexual agresiva, las lagartas embarazadas se voltean sobre sus espaldas para mostrar su patrón de color naranja. “Esta posición evita la cópula y se cree que al ser un color brillante tiene el beneficio añadido de confundir y repeler a las aves rapaces”, concluyen los científicos.
Referencia bibliográfica:
Devi Stuart-Fox y Jennifer Goode. “Female ornamentation influences male courtship investment in a lizard” Frontiers in Ecology and Evolution DOI: 10.3389/fevo.2014.00002 http://www.frontiersin.org/Journal/10.3389/fevo.2014.00002/abstract