La primera desalinizadora de agua de Gran Bretaña tiene sello español y dará de beber al pico de población que espera la ciudad de Londres durante los próximos Juegos Olímpicos.
La planta, con capacidad de suministro total de 150 millones de litros al día es ya parte de la red de abastecimiento de «Thames Water Utilities Limited», la principal proveedora de agua británica, con 14 millones de usuarios en el valle del Támesis y «marca oficial» de las Olimpiadas Londres 2012.
Julio Zorrilla, director de Construcción Internacional de «Acciona», responsable del proyecto, explicó a EFEverde las particularidades de la tecnología «made in Spain» que se desarrolló «a medida» para resolver cada peculiaridad de «un difícil plan de tratamiento de agua salobre en zona de estuario».
El compromiso final, apuntó Zorrilla, era conseguir un producto terminado semejante al agua que regularmente se bebe en la capital británica, un poco dura y que prefiere -al gusto- más calcio y magnesio que la de Madrid.
«Una vez purificada y desalinizada, hacemos el agua a la carta, con el nivel de mineralización que se nos solicite y atendiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud», precisó.
Si en Madrid el agua tiene 20 o 25 miligramos por litro de calcio y muy poco magnesio, el londinense está acostumbrado a 60 miligramos de calcio por litro y hasta 5 miligramos de magnesio, indicó el experto, sobre la planta para modelar el agua tratada.
Zorrilla, químico con especialización en ingeniería, destacó el trabajo de 18 meses empleado en el estudio de la calidad del agua a tratar y las variaciones del lugar de acometida, en Beckton, en la desembocadura del Támesis, con un agua muy cargado por la presión demográfica y sometida a importantes fluctuaciones por las lluvias y las mareas.
La planta, que en 2009 recibió el premio al proyecto más sostenible (Sustainability Award, concedido por el Global Water Intelligence), se abastece de agua solo durante las mareas bajas, cuando los peces -hasta cien diferentes especies en la zona- registran menor actividad.
Como precaución adicional, se ha incorporado por primera vez en una planta de tratamiento, una barrera acústica con sonidos muy agudos, de hasta 140 decibelios, para alejar a los peces de la zona de captación del agua, generalmente solo dos veces al día.
«Incorporamos este mecanismo utilizado en los sistemas de refrigeración con agua de las plantas de producción de energía eléctrica y en piscifactorías, preocupados por el entorno y por respeto a la naturaleza, la marca de identidad de nuestra planta», añadió Zorrilla, orgulloso además de la capacidad de la instalación, que aprovecha el 80 por ciento del agua captada, frente al 50 por ciento de otras desalinizadoras tradicionales.
Para los químicos que se utilizan en el proceso, hasta 14 diferentes, según la calidad del agua, solo se utilizan productos inorgánicos que se descomponen rápidamente en sulfatos, cloruros y sodio, componentes naturales del agua.
La planta cuenta con una capacidad de almacén de 175 millones de litros de agua, que se controlan con desinfectantes inorgánicos cuando hace falta, sobretodo para evitar la proliferación de algas, y que la capacitan para entrar en funcionamiento de forma totalmente automática y en cuestión de pocas horas, aseguró Julio Zorrilla.
La desalinizadora de Beckton, con capacidad de abastecer las necesidades de cerca de un millón de personas, se ha convertido en un modelo exportable para emplazamientos en los que, como Londres o Nueva York, tienen necesidad de nuevas fuentes de agua potable y están ubicadas en la desembocadura de ríos.
Diseñada con un sistema único de ósmosis inversa en cuatro fases (cuando lo habitual es que se haga en dos o tres), la nueva desalinizadora de Acciona, según Zorrilla, «abre mercado con soluciones personalizadas para núcleos de población que quieren asegurar su suministro de agua potable».
Ana Cerrud.
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