Animales de compañía, mascotas- Shutterstock

Animales de compañía, mascotas- Shutterstock


Quienes tienden a humanizar a sus animales de compañía les causan un gran daño, debido a que les exigen comportamientos que no son propios de su especie. Tratar como humano a un perro o gato, desdeñando sus propias formas de comunicación, organización social y reglas de convivencia, limita su bienestar al generarles un alto grado de ansiedad, afirmó Moisés Heiblum, académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM.

“Esto es perjudicial para ambas partes, pues al pretender que se comporten como personas se deposita en ellos expectativas fuera de contexto, que coartan su adecuado desarrollo”, remarcó.

Error, humanizar a los animales de compañía

Para que tengan un estado de bienestar, se deben cubrir ciertas necesidades básicas, como no tener hambre ni sed y contar con un lugar para resguardarse del ambiente y estar libres de dolor.

Sin embargo, esta situación se ha vuelto común debido a que cada vez hay más gente sin hijos o familias que pretenden mitigar su soledad con animales, a los que proveen del afecto que no pueden dar a sus posibles descendientes, indicó.

Por ejemplo, si un perro está todo el tiempo con su dueño se crea apego excesivo, y cuando no, éste puede sufrir de ansiedad por separación, que se manifiesta con ataques de pánico que lo motivan a destruir objetos, vocalizar, orinar y defecar dentro de la casa.

“Al regresar y ver el desorden, el dueño piensa que la mascota lo hizo en venganza por haberla dejado sola, la regaña y la trata como si entendiera las circunstancias, cuando en realidad el perro está expresando ansiedad porque la figura que le aporta seguridad no está disponible.”

Además, abundó, los animales aprenden de las consecuencias de sus acciones. Los perros son verdaderos analistas del costo-beneficio de su conducta, así que si les reditúa, tratarán de repetirla.

Si se suben al sillón es porque el dueño se los ha permitido sin establecer límites o reglas, y si un día quiere bajarlos por la fuerza, los perros gruñen y muestran los dientes para amedrentar; entonces, aprendieron que de esa manera puede quedarse en ese espacio.

“Muchos dueños los integran a rituales o costumbres como celebrar su cumpleaños, o hacerlos partícipes de bodas y eventos que no necesitan ni comprenden. No tiene caso sentarlos a la mesa con un pastel o ponerles un vestido de princesa, porque son situaciones incómodas e incomprensibles para ellos”, subrayó.

Recomendaciones

Para que tengan un estado de bienestar se deben cubrir ciertas necesidades básicas: no tener hambre ni sed; contar con un lugar para resguardarse del ambiente; estar libres de dolor, enfermedades y miedo; tener la libertad de expresar su comportamiento normal y realizar actividades apropiadas de su especie.

Finalmente, Moisés Heiblum dijo que se les tiene que enseñar a ganarse las cosas buenas de la vida. “Sin violencia o sometimiento, hay que instruirlos con tres o cuatro comandos mediante refuerzo positivo, para que cada vez que quieran algo paguen para conseguirlo”.

Es como enseñarles a pedir con un “por favor” y, de este modo, puede lograrse una comunicación estable, que les confiere una estructura de vida predecible, porque ellos sabrán cómo conseguir lo que les gusta disminuyendo considerablemente sus niveles de ansiedad.

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