La falta de ética y la “especulación salvaje” de los dirigentes del mundo financiero de Estados Unidos y otros países causó la crisis de 2008, “una de las más importantes de nuestros tiempos” cuyos efectos impactaron a las economías del mundo, expresó el doctor Bernardo Kliksberg, quien impartió una serie de conferencias dentro de la Cátedra que lleva su nombre en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El catedrático de la Universidad de Buenos Aires dijo en entrevista que “si hubiera habido una vigencia real de ética” en los altos ejecutivos que tomaron decisiones creando “estas bombas de tiempo” especulativas, no se habrían desatado los problemas económicos que el planeta enfrenta aún.
El sociólogo expuso que esa rama de la filosofía “no es algo abstracto, está en el texto bíblico y se resume en los diez mandamientos, donde es desarrollada frondosamente por el pensamiento religioso (…) y por pensadores del género humano a través de la historia; la ética es, al final, una cuestión absolutamente práctica”.
Si la automovilística Volkswagen –que en 2015 reconoció que 11 millones de autos en todo el mundo podrían haber sido equipados con un programa trampa para engañar a reguladores y usuarios sobre las emisiones contaminantes de sus vehículos diésel– hubiera actuado con un mínimo de ética corporativa, no habría provocado la dispersión de nitratos, sustancias prohibidas por la legislación medioambiental estadounidense ni envenenado la atmósfera para ganar competitividad frente al resto de las armadoras.
El asesor internacional, quien ha trabajado profusamente el tema de la responsabilidad social de las empresas privadas, precisó que si hubiera ética entre las farmacéuticas habría muchos medicamentos que salvarían las vidas de los sectores más vulnerables de la población y que no están disponibles debido a los altos precios.
La ética, por lo tanto, significa “aplicar los principios bíblicos –en el sentido de ser los unos responsables por los otros– en la política, la economía y la vida cotidiana”.
Sobre la responsabilidad social de las empresas privadas afirmó que así como la sociedad exige a los líderes políticos un comportamiento ético, la sociedad demanda –sobre todo en los países desarrollados– la presencia de este valor en el actuar de estas entidades.
El mundo padece injusticias, hambre, desigualdad, el cambio climático y sus consecuencias, y el terrorismo, cuyos protagonistas pretenden tener la verdad y no admiten discusión alguna, por lo que es “maléfico totalmente para el género humano”.
Es necesario buscar que todos los jóvenes puedan estudiar y no sean objeto de la “seducción venenosa” de movimientos terroristas.
Al responder la pregunta eje de la serie de conferencias que dictó durante dos días en la UAM, en el sentido de si es posible enfrentar los desafíos clave de un mundo turbulento, dijo que ya hay mucha gente que lo ha empezado a hacer, entre ellas el Papa Francisco, “que viaja por todo el mundo llevando un mensaje de justicia, enfrentando a los más poderosos y recordándoles que tanto Moisés como Jesús de Nazaret han exigido hacernos los unos responsables de los otros”.
Otra manera es “volver a la ética, pues el ser humano necesita vivir éticamente para tener un mundo armónico”; reflexionar sobre los ejemplos de personajes como Martin Luther King o Malala, la niña heroína de Pakistán, y no dejarse “consumir por la avaricia y el consumismo”.