IceCube, el detector de neutrinos cosmicos

IceCube, el detector de neutrinos cosmicos


Tras casi 25 años de búsqueda para detectar neutrinos bajo el hielo, el observatorio IceCube de la Antártida por fin lo consiguió en 2013.

El hallazgo fue publicado el 21 de noviembre en la revista Science, donde mencionaban que habían registrado 28 eventos de partículas muy energéticas que se correspondían con neutrinos de aceleradores cósmicos, como los agujeros negros, las explosiones de estrellas masivas y los energéticos núcleos de galaxias

«Esta es la primera muestra de neutrinos de muy alta energía que provienen de fuera de nuestro sistema solar, con energías de más de un millón de veces superiores a las observadas en 1987 en el marco de una supernova –SN 1987A– vista en la Gran Nube de Magallanes», señaló Francis Halzen, investigador principal del proyecto y profesor en la Universidad de Wisconsin-Madison (EE UU), donde los resultados se habían presentado un par de meses antes, pero aún sin confirmar.

Los neutrinos cósmicos (llamados así por su procedencia de lejanos aceleradores cósmicos, más allá de los confines de nuestro sistema solar) estaban siendo buscados desde hacía mucho tiempo, sobre todo para desentrañar el misterioso origen de los rayos cósmicos.

Sus partículas de alta energía están cargadas eléctricamente, por lo que se desvían por los campos magnéticos y son muy difíciles de rastrear. Los científicos necesitaban un mensajero que no tuviera obstruido su viaje por el universo, una partícula que llegara hasta la Tierra desde distancias muy lejanas. Ahora parece que lo tienen.

Los neutrinos cósmicos son estos mensajeros, aunque no se había detectado ninguno fuera del sistema solar –de otras fuentes distintas al Sol– desde 1987. Años después, a partir de 2010, las observaciones de IceCube tuvieron sus frutos y en 2012 llegaron las buenas noticias desde el Polo Sur, cuando se informó del descubrimiento de dos neutrinos de altas energías a los que bautizaron como Epi y Blas (Bert y Ernie, en inglés).

Epi y Blas

Blas se había detectado en agosto de 2011, y Epi –el más potente de todos– se detectó en enero de 2012. Desde su detección se consideró que su origen tenía una alta probabilidad de ser astrofísico, algo que no se había observado nunca y que era uno de los objetivos principales de IceCube.

El equipo comenzó a revisar concienzudamente el resto de los registros, buscando más eventos de neutrinos de alta energía. Así se descubrieron 26 más, incluyendo los más energéticos jamás observados. Todos presentan las características previstas para los neutrinos de origen extraterrestre.

 

Referencia bibliográfica:

M.G. Aartsen et al. «Evidence for High-Energy Extraterrestrial Neutrinos at the IceCube Detector». Science, 21 de noviembre de 2013.

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