Investigadores de la Dirección de Infecciones Crónicas y Cáncer, del Centro de Investigación sobre Enfermedades Infecciosas del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), han identificado una bacteria en el cuello uterino en una muestra de estudio de mujeres mexicanas que podría estar implicada en el desarrollo del cáncer cervicouterino, el cuarto tipo más frecuente en mujeres en el mundo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Estudios reportados por la comunidad científica internacional indican que algunas especies bacterianas están asociadas al desarrollo del cáncer cervicouterino, una de ellas es Chlamydia trachomatis (responsable de la infección por clamidia). En este contexto, el grupo de investigación del INSP, liderado por el doctor Vicente Madrid Marina, inició un proyecto que pretendía averiguar la relación entre esta bacteria y el cáncer cervicouterino en pacientes mexicanas. No obstante, los resultados apuntaron en otra dirección.
“Razonando que en México 98 por ciento de las mujeres que presentan este tipo de cáncer son pobres, pensamos que podríamos encontrar clamidia en el estudio, para nuestra sorpresa hallamos otras bacterias que están asociadas a otros tipos de cáncer y que pueden ser un punto de partida para el cambio de pensamiento en la neoplasia cervical”, señaló en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, Vicente Madrid Marina.
El especialista en técnicas de biología molecular y medicina genómica trabaja desde hace varios años en el estudio del virus del papiloma humano (VPH) —un factor de riesgo alto implicado en el desarrollo del cáncer cervicouterino—, es así que se analizaron muestras biológicas de mujeres sin y con la infección del virus, así como aquellas con neoplasia cervical.
Por un lado, en el análisis de mujeres sin la presencia del virus del papiloma humano (mujeres sanas), los investigadores observaron la presencia de una bacteria que actúa como barrera protectora ante la amenaza de una infección vaginal. “Los lactobacilos son bacterias que acidifican el medio, una estrategia de la naturaleza que evita que un patógeno produzca una vaginosis. Esta bacteria ya se ha reportado en otros estudios internacionales. En Estados Unidos, se identificó que la presencia de un Lactobacillus gasseri facilita la eliminación del virus del papiloma humano de forma más rápida”, dijo.
En tanto, en mujeres con lesión por la presencia del virus del papiloma humano se identificó la presencia de Sneathia spp., una bacteria que se ha clasificado como un posible marcador biológico asociado a la infección por este virus.
Un hallazgo significativo fue la presencia de Fusobacterium spp. en mujeres con cáncer cervicouterino, una bacteria que se ha asociado al desarrollo de cáncer colorrectal. “Se han realizado estudios en los que se ve que ciertas proteínas de la bacteria promueven la carcinogénesis del tejido epitelial del colon. A raíz de estos resultados hicimos un prueba para detectar específicamente la bacteria en nuestro biobanco de muestras”, comentó.
La prueba permitió identificar la presencia de Fusobacterium spp. en 25 por ciento de mujeres con cáncer cervicouterino. La frecuencia de esta bacteria en mujeres sin el virus del papiloma humano fue de uno por ciento, mientras que la frecuencia de este microorganismo en mujeres con la presencia del virus fue de cinco por ciento.
“Observamos que una de cada cuatro mujeres tiene Fusobacterium spp. También nos dimos a la tarea de buscar en el biobanco de muestras del INSP la presencia de Chlamydia y observamos que solo está presente en uno por ciento de las mujeres con cáncer cervical, siendo que es un factor de riesgo importante para su desarrollo”, expresó el también expresidente de la Sociedad Mexicana del Virus del Papiloma Humano.
Los resultados de este primer estudio piloto se publicaron en la revista PLOS One; de acuerdo con el doctor Vicente Madrid se trata del primer reporte científico en que se indica la presencia de la bacteria Fusobacterium en mujeres con cáncer cervical.
El investigador, miembro fundador de la Academia de Ciencias de Morelos (Acmor), añadió que la presencia de Fusobacterium está asociada con citocinas que producen inmunosupresión y bajan la respuesta inmune contra el virus. “Entonces nos surgió la pregunta de qué fue primero: la infección por el virus del papiloma o la infección por la bacteria. Creemos que es primero la infección por el virus, luego viene la bacteria, mantiene el microambiente favorable para que permanezca la infección del papiloma y entonces permite que se desarrolle el cáncer”, detalló.
Hasta ahora, el grupo de investigación sabe que la presencia de esta bacteria está asociada con citocinas que producen una disminución de la respuesta inmune que podría favorecer el desarrollo de la neoplasia cervical. Un siguiente paso en la investigación es ampliar el número de muestras para corroborar los resultados obtenidos. “Ya se han hecho estudios directos de esa bacteria sobre células epiteliales del colon y en ellos se observa que Fusobacterium altera estas células. Queremos emular estos estudios para el tema del cáncer cervicouterino”, añadió.
Un cáncer que puede prevenirse
De acuerdo con el especialista nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), cada año se presentan entre 10 mil y 11 mil nuevos casos de cáncer cervicouterino, y cobra la vida de entre cuatro mil y cinco mil mujeres. En 2011, este padecimiento representó la segunda causa de muerte en mexicanas, y aunque uno de los factores de riesgo para su desarrollo es el virus del papiloma humano, el doctor Vicente Madrid comentó que se trata de un cáncer que puede prevenirse.
“La infección por el virus del papiloma humano es un factor de riesgo, pero no es suficiente para el desarrollo del cáncer cervicouterino; las mujeres pueden infectarse y un año después eliminarlo gracias a la respuesta de su sistema inmune. Solo aquellas que tienen una alteración en su sistema inmunológico —que puede derivarse por desnutrición, estrés, alcoholismo, tabaquismo y el uso de hormonas anticonceptivas por largo tiempo— tendrán una lesión precancerosa en el cuello uterino y desarrollarán cáncer”, concluyó el especialista.