Paloma es una niña de 10 años que regresó del hospital acompañada de su mamá con la noticia de que fue diagnosticada con diabetes tipo I y tendría que inyectarse insulina varias veces al día para nivelar sus niveles de azúcar. Sin embargo, más que preocuparse porque no podría comer dulces, la pequeña se angustió por el dolor que sentiría con cada piquete.

Por esa razón su mamá la llevó a un taller donde la licenciada en Nutrición y educadora en diabetes, Jaqueline Alcántara, educó a ambas en todos los ámbitos de la enfermedad y les enseñó la técnica adecuada para insulinizarse (inyectarse insulina), sin lastimar su cuerpo ni sentir dolor. Además les recomendó que si realizaban un buen ejercicio aunado a la sana alimentación, cualquier paciente tendrá una buena calidad de vida.

En la plática se destacó que una mala técnica de inyección llega a ser dañina para la salud de las personas con diabetes cuando se inyectan en el músculo del abdomen, pese a que la insulina se absorbe más rápido, situación que causa problemas como dolor, sangrado, pólipos y bajas en sus niveles de azúcar.

“Los pacientes con diabetes que requieren de insulina en su mayoría recurren al pliegue en la piel e insertan la aguja en un ángulo de 90 grados. Con las agujas de cuatro milímetros ya no es necesario recurrir a la técnica del pellizco, aun cuando se inyecte en el mismo ángulo.

De esta manera se reducen lesiones, dolor y la mala absorción de insulina”, señaló Jacqueline Alcántara.

Al respecto, Teresa Tafolla, educadora en diabetes, explica: “El grosor de la piel es aproximadamente de 2 a 2.7 milímetros, sin importar la zona del cuerpo, y la inyección debe aplicarse entre la piel y el músculo; entonces, la aguja debe ser suficientemente larga para atravesar la piel pero suficientemente corta que asegure no llegar al músculo”.

Los sitios recomendados para las inyecciones de insulina incluyen la parte superior del brazo o muslo, abdomen y glúteos, ya que tienen una cantidad adecuada de grasa, así como una cantidad reducida de nervios, lo que facilita la inyección.

“El utilizar agujas con dimensiones mínimas y una correcta técnica de inyección fomentan en el paciente un aprovechamiento óptimo del tratamiento, teniendo como resultado un mejor apego de insulina,” finalizó Jacqueline Alcántara.

Al respecto, Teresa Tafolla refiere que cerca del 90 por ciento de los pacientes con diabetes que son usuarios de insulina utiliza jeringas para aplicarse el tratamiento, y sólo un 10 por ciento utiliza plumas de insulina.

La reutilización de las agujas no ofrece ningún beneficio real a aquellos pacientes que por comodidad, hábito o razones económicas, reutilizan las agujas. Por el contrario, ésta mala práctica puede afectar el control glucémico, eficiencia del tratamiento y apego, y poner en serio riesgo la salud del paciente.

Finalmente, Teresa Tafolla señaló que es importante tener un buen control de los niveles de glucosa, sin importar qué clase de instrumento se utilice para la aplicación de la insulina, ya que eso garantiza calidad de vida para los pacientes con diabetes; sin embargo, recordó que al ser las jeringas los instrumentos más utilizados para inyectar insulina, lo ideal es contar con una que sea cómoda y facilite el tratamiento

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