David Sandoval Rodríguez
Alan Kevin Castañeda Campos, estudiante del séptimo semestre de la Licenciatura en Negocios Internacionales de la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales (FCAS) de la Universidad Veracruzana (UV), cursó el quinto semestre en el Instituto de Estudios Superiores en Administración y Comercio (INSEEC) en París, Francia, y con esta experiencia invitó a los universitarios a realizar movilidad estudiantil en el extranjero.
Si bien el objetivo principal es mejorar en el ámbito académico, el joven comentó que este tipo de intercambios tiene gran impacto en diversos rubros. “Te das cuenta que hay posibilidades más allá de la Universidad Veracruzana, que fuera de nuestro país hay más personas, más profesionistas de quienes podemos aprender”.
Alan Castañeda decidió estudiar en Francia porque resultaba un reto muy grande aprender del idioma natal, pues ha comprobado que comprender y hablar otras lenguas son elementos muy importantes para sortear el día a día en una experiencia de movilidad internacional.
“Desde mi punto de vista, es muy importante que el candidato a una experiencia de este tipo, ya sea en una institución nacional o internacional, sepa que va a salir de su zona de confort, es algo que te hará forjar más valores, te hará crecer como persona, tener un panorama más amplio de lo que es el mundo y en particular las instituciones educativas como la universidades”, explicó.
El INSEEC posee un alto nivel de exigencia y se ponen a prueba todas las capacidades y actitudes aprendidas. Como ejemplo citó que aquí cursaba ocho materias durante el semestre, y en Francia fueron 14.
Además tuvo la oportunidad de tomar clases con alumnos de maestría, “son diferentes culturas y te pueden afectar de muchas maneras. En mi caso, se fue un Kevin y regresó otro diferente porque antes de irme sabía que las calificaciones eran importantes pero la exigencia de un país de primer mundo es muy palpable y se refleja en las aulas y en los maestros, ese estilo de vida se convierte en un hábito del día a día desde que entras en las aulas, ese hábito lo traje a la UV y lo he visto con un resultado muy positivo en mis calificaciones; desde que regresé subí mi promedio y he obtenido notas laudatorias consecutivas”.
Apuntó que los beneficios más importantes de una experiencia de movilidad son el académico y el personal, como se constata en los resultados.
El esfuerzo más grande que debe realizar un becario es aprender el idioma y adaptarse a la cultura, al estilo de vida y al ritmo de trabajo en general dentro de la institución educativa.
El universitario destacó la importancia de aprender uno o más idiomas, dado que “se desperdician muchísimas plazas, muchas oportunidades que ofrece la Dirección General de Relaciones Internacionales (DGRI) porque pocos alumnos saben otro idioma”.
En ese sentido, mencionó que su formación en lenguas extranjeras fue completamente en el Centro de Idiomas de Xalapa (CIX) de la UV, donde estudió francés e italiano y los certificó ahí mismo a través de los exámenes DELF y CILS.
“El nivel del CIX y el esfuerzo que uno pone a las clases, así como fuera del aula, se convirtieron en un eslabón clave para que pudiera viajar de intercambio.”
En cuanto al apoyo brindado por la DGRI, el universitario subrayó su calidad como una instancia “completamente abierta”, en la que le resolvieron sus dudas y le orientaron en los pasos a seguir para lograr el espacio de movilidad, además “tiene la intención de que todos los alumnos salgamos al mundo, es la esencia de su ser”.
Relató que como ex becario se genera una correspondencia con la institución y consiste en apoyar como ponente en distintos espacios universitarios, compartiendo la experiencia y difundiendo las posibilidades que existen para todos los estudiantes de realizar una estancia de movilidad tanto al interior como en el extranjero.
Recordó que su interés por estudiar fuera de México comenzó en casa, ya que uno de sus dos hermanos egresados de la UV efectuó una estancia similar en Estados Unidos. “Yo quise hacerlo porque lo vi y es lo que queremos hacer los ex becarios, que a través de nuestras experiencias se invite a los demás a animarse y mirar que es posible, como en mi caso”.
Castañeda Campos hizo hincapié en que la formación que llevaba de la UV estaba a la par de los estudiantes de Suecia, Hungría, España e Italia: “Todos estábamos en una misma sintonía y es algo que me enorgullece mucho; en realidad es un sacrificio que muchas personas no quieren hacer, prefieren irse a su casa a no hacer nada, o ver la televisión en lugar de aprender otra lengua”, opinó, “pero aplicarte vale la pena a largo plazo y te abre muchas puertas”.
Subrayó que en la UV hay una apertura muy grande, desde la Secretaria Académica de su Facultad, la Directora y todo el personal de la DGRI, quienes siempre le apoyaron para poder vivir la experiencia, “pero sin el compromiso como estudiante no hubiera podido hacerlo”.