Desde el año 1999, el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) ha desarrollado una plataforma biotecnológica de mejoramiento genético integral de Carica papaya, obteniendo como resultado dos variedades nuevas de papaya Maradol cien por ciento hermafroditas conocidas como Kanput y Chakput, que sobresalen por sus ventajas de producción agroindustrial y por su tamaño y color, únicos en el mercado internacional.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), México es el principal exportador de papaya en el mundo, pero las variedades mexicanas que existen son escasas debido a diversos factores de producción y comercialización agroindustrial.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Jorge Santamaría Fernández, del CICY, señaló que este programa busca ofrecer de forma integral soluciones biotecnológicas que incluyen una plataforma de colectas de variedades tolerantes, cruzas y micropropagación para generar nuevas variedades que satisfagan al mismo tiempo los aspectos de vinculación, innovación y propiedad intelectual.
«Considerando que la papaya es originaria del sur de México y de Centroamérica, ha sido importante regresar a las variedades nativas, es decir, a las variedades de genotipos silvestres a través de una serie de colectas de material que hemos hecho en algunas regiones de Yucatán, con la finalidad de llegar a toda la península», indicó el investigador, quien forma parte del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) con nivel II.
Junto con la colecta, se ha desarrollado un programa de evaluación de materiales de conservación tanto in situ como ex situ, así como un programa de producción de híbridos. «Dentro de este esquema la idea finalmente es generar variedades mejoradas tanto para que sean más resistentes a factores bióticos, es decir, a enfermedades producidas por virus y hongos, como también variedades que sean tolerantes a factores abióticos, como el calor y la sequía, que en el contexto de cambio climático tiene un especial interés. Estamos estudiando cuáles pueden ser los genes que confieren tolerancia a estos factores e integrarlos a un proceso de producción», indicó Santamaría Fernández.
Kanput y Chakput, variedades de papaya Maradol
Kanput y Chakput son dos variedades desarrolladas mediante un protocolo de micropropagación y son de las pocas variedades generadas en México con registro en el Catálogo Nacional de Variedades Vegetales (CNVV). Desde el 2012 cuentan con el Título de Obtentor otorgado por el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS) de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
«Son variedades interesantes en el sentido en que son parecidas a la Maradol, pero tienen un tamaño muy pequeño. Tenemos una variedad amarilla y otra roja, con diferentes contenidos de licopeno y β-carotenos que la hacen interesante desde el punto de vista nutricional y comercial para el mercado de exportación», indicó Santamaría Fernández.
Dado que la papaya se consume fresca, tiene una serie de ventajas no únicamente nutricionales sino también nutracéuticas, que implican que con un uso constante eventualmente pueden llegar a prevenir enfermedades como la diabetes y el síndrome metabólico. «La idea es tratar de producir variedades que tengan mayor contenido de antioxidantes y vitaminas de manera que pueda contribuir a un programa de prevención de enfermedades a largo plazo», apuntó el investigador.
Ventajas para la producción agroindustrial
Un reto importante para la investigación fue que la Carica papaya tiene diferentes tipos sexuales: plantas macho, plantas femeninas y plantas hermafroditas. Desde el punto de vista agronómico, el productor busca variedades de plantas hermafroditas, pero la vía de producción de semilla usualmente empleada no permite obtener semillas hermafroditas en su totalidad. Para contrarrestar esta problemática, se arman paquetes con tres semillas que se cultivan durante tres meses hasta que, al sexarse, se pueden eliminar las que no sean hermafroditas, pero esto resulta más costoso porque se deben invertir seis mil plantas por hectárea de las que solo dos mil resultarán útiles, desperdiciando alrededor de cuatro mil.
«Lo que hicimos fue un desarrollo biotecnológico en el que, usando técnicas de micropropagación, clonamos plantas únicamente hermafroditas de manera que ahora le ofrecemos al productor plantas que solo tienen carácter hermafrodita y no tiene problemas de selección», expresó Santamaría Fernández.
El desarrollo cuenta con una patente en el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI). Actualmente las dos variedades se producen vía propagación en la biofábrica del CICY, en colaboración con la dirección de gestión tecnológica del investigador Carlos Borroto. Aunque el proyecto se ha desarrollado a nivel experimental con un limitado número de plantas que permiten su evaluación (alrededor de diez mil por cada variedad), se pretende aumentar la cantidad de plantas para generar un porcentaje que vaya de acuerdo con las cifras de la producción nacional.
Durante este desarrollo se han publicado múltiples artículos en torno a la tolerancia al estrés biótico, sobre los transportadores específicos de toxinas indispensables para un buen enraizamiento de las plantas, y se generan actualmente artículos de la búsqueda de genes candidatos para aumentar la tolerancia a factores abióticos como el calor y la sequía.
Znova, vinculación científica y empresarial
A través de la empresa Znova Agro, el CICY ha desarrollado una alianza con el sector empresarial agroindustrial para evaluar el potencial agronómico de Kanput y Chakput, con el fin de desarrollar una base tecnológica para producirla a una mayor escala y buscar mercados de exportación.
«Nuestro objetivo es aprovechar las ventajas comparativas como región en el mundo, en la cual tenemos variedades endémicas que eventualmente ofrecen ventajas en términos de plagas, enfermedades y su capacidad de sobrevivir, además de que su forma y tamaño son muy preciados por el mercado europeo y asiático. Lo que buscamos es un producto de ventajas comparativas para competir en mercados internacionales», expresó Mario Miguel Pérez Ruiz, director general de Znova Agro.
En el marco de la entrega del Premio Yucatán a la Calidad 2015 otorgado a la empresa, el CICY y Znova Agro firmaron un convenio de colaboración científica para probar el potencial productivo de las dos variedades registradas de papaya del CICY.
«Lo que pretendemos es que estas variedades presenten resistencia al clima de la península, que sean más resistentes a plagas y con esto reducir las mermas. También tiene la característica de ser un fruto pequeño, de consumo individual. A Znova Agro le interesa probar esas variedades porque todos los productos que se comercializan están orientados hacia el mercado internacional. Actualmente, Europa y Asia prefieren frutos de menor tamaño, ya que sus familias son pequeñas y la idea es generar frutos como estas variedades de papaya para que sean de tamaño individual», apuntó Juan Luis Morales Landa, responsable de investigación y desarrollo de Znova.
En octubre de 2015, Znova Agro inició un cultivo de control a nivel invernadero en el municipio de Mocochá, Yucatán, con un total de 120 plantas (un cuarto de hectárea) con las variedades micropropagadas de papaya Maradol, Kanput y Chakput.
El cultivo se desarrolla bajo la supervisión de Federico Cabreja Marte, quien coordina un equipo de trabajo en agroproducción en la empresa formado por Juan de Dios Alonso Centeno, Jaime Caro Heredia y Santiago Flores Pacheco, responsables de las áreas de sensores, sistemas automatizados y fertirrigación; control de plagas y enfermedades; y nutrición vegetal, respectivamente.
«Aparte de ser muy perecedero, el cultivo de papaya presenta muchas mermas, el cliente prefiere un tamaño específico, que no tenga ningún defecto, pero en la naturaleza eso no es posible. La idea es transformar esa fruta que no es comercializable, por su tamaño o daño natural, en nuevos productos de alto valor agregado por el área de investigación y desarrollo de la empresa, en colaboración con centros de investigación y universidades de Yucatán, con el objeto de conseguir mejores productos y lograr su comercialización», indicó Juan Luis Morales Landa.
Una segunda etapa de este trabajo consiste en el escalamiento de 600 plántulas micropropagadas en la agrofábrica del CICY, que se sembrarán en un cultivo a cielo abierto en los próximos meses, para su posterior escalamiento extensivo y comercialización.