Un estudio científico internacional ha investigado el uso de redes sociales como Twitter como herramientas para el seguimiento, evaluación e incluso la predicción de los daños económicos provocados por desastres naturales.
El estudio concluye que resulta posible determinar los daños causados por un desastre natural en pocas horas utilizando los datos que ofrecen las redes sociales. “Twitter, la red social que hemos analizado, resulta de utilidad para la gestión, la monitorización en tiempo real e incluso la predicción del impacto económico que pueden tener desastres como el huracán Sandy“, señala uno de los investigadores, Esteban Moro Egido, del Grupo Interdisciplinar de Sistemas Complejos (GISC) de la UC3M, participante en el trabajo publicado en el último número de la revista Science Advances junto con científicos del NICTA (National Information Communications Technology Australia) y de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos),
Para realizar la investigación, se analizó de forma pormenorizada la actividad de Twitter antes, durante y después del huracán Sandy, en 2012, uno de los que más daños ha provocado en Estados Unidos, con un impacto económico de aproximadamente 50.000 millones de dólares. Para ello se recopilaron cientos de millones de tuits geolocalizados que hacían referencia a este tema en 50 áreas metropolitanas estadounidenses. “Encontramos una fuerte relación entre la ruta que seguía el huracán y la actividad en las redes sociales, dado que los ciudadanos recurren a estas plataformas para la comunicación y la información relacionada con el desastre”, explica Esteban Moro.
Pero la principal conclusión del estudio se obtiene cuando se cruzan los datos de actividad en redes sociales con los datos de las cuantías de ayudas concedidas por la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA) y las reclamaciones a los seguros: existe una correlación entre la actividad social media per cápita en las redes sociales y entre los daños económicos per cápita que provocan estos desastres en las zonas donde se produce dicha actividad. Es decir, las amenazas reales y percibidas, junto con los efectos económicos de los desastres físicos, son directamente observables a través de la intensidad y composición del flujo de mensajes de Twitter.
Además, los investigadores han verificado los resultados que obtuvieron con Sandy y han comprobado que esta dinámica también ocurre en el caso de inundaciones, tormentas y tornados, por ejemplo, siempre que haya una actividad suficiente en medios sociales como para poder extraer este tipo de datos.
De esta manera, la comunicación en Twitter permite monitorizar prácticamente en tiempo real el impacto económico que puede provocar un desastre natural en las zonas afectadas, lo que posibilita disponer de información complementaria a la que se utiliza actualmente para evaluar los daños. Además, la distribución espacio-temporal de los mensajes relacionados con el evento también puede ayudar a las autoridades en la supervisión y evaluación de las emergencias para mejorar la respuesta ante los desastres naturales.
Los autores del estudio apuntan que nos enfrentamos a un incremento en la frecuencia e intensidad de los desastres naturales debido al cambio climático. “Creemos que esto va a provocar que cada vez sucedan más desastres naturales y, por tanto, el uso de las redes sociales va a permitir obtener información complementaria”, indica el profesor Esteban Moro, que adelanta otra investigación en la que ya están trabajando: “estamos intentando ver qué relación existe entre la actividad en las redes sociales y el cambio climático que va a afectarnos en el futuro”.