En el Día Mundial de los Océanos (DMO) la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lamentó que algunas actividades humanas, como la pesca ilegal, las prácticas de acuicultura insostenibles, la contaminación marina y la destrucción del hábitat y las especies exóticas, así como el cambio climático y la acidificación de los océanos, tienen un impacto negativo sobre los océanos y los mares.
Ante este panorama es que se decidió que el lema del DMO este año sea «Unos océanos sanos, un planeta sano”, centrado en los esfuerzos por acabar con la contaminación producida por los plásticos.
Los océanos –apunta la Organización- son el corazón de nuestro planeta. De la misma forma que los latidos del corazón hacen que la sangre circule por todo el cuerpo, los océanos conectan a las personas de todo el mundo, con independencia de donde vivan. También regulan el clima, alimentan a millones de personas, producen oxígeno, son el hábitat de una gran variedad de seres vivos y nos proporcionan medicinas y muchos más recursos. Para garantizar la salud de nuestras comunidades y de las generaciones futuras es imprescindible que cuidemos a los océanos con la misma intensidad que ellos cuidan de nosotros.
La contaminación por plástico representa una grave amenaza porque degrada los océanos muy lentamente y sus efectos perduran en el tiempo. Además, daña la salud de los animales y organismos acuáticos, que confunden las partículas de plástico por comida. Los científicos también están estudiando el impacto de este tipo de contaminación en los humanos.
“Dos de cada cinco personas viven relativamente cerca de la costa, y tres de cada siete dependen de los recursos marinos y costeros para sobrevivir”, añadió Ban Ki-moon, secretario general de la ONU.
Refirió que dado el valor primordial de los océanos para la salud de nuestro planeta y la prosperidad de la gente, ellos constituyen un elemento esencial de la manera en que proyectamos el desarrollo sostenible, incluido el nuevo conjunto de objetivos de desarrollo sostenible que se está preparando para orientar la lucha contra la pobreza en el mundo durante los próximos 15 años.
Mencionó también que el cambio climático plantea un gran desafío para la salud y la productividad de los océanos: “Las conclusiones de la ciencia son precisas: los seres humanos han provocado cambios en el sistema climático que están vinculados con el calentamiento de los océanos. Los niveles del mar están aumentando con efectos devastadores para las comunidades vulnerables, en particular para las personas que viven en los pequeños Estados insulares en desarrollo.
Los océanos absorben una gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero y en consecuencia son cada vez más ácidos. Los ecosistemas oceánicos se están degradando. Los corales, que sirven de sustento para tantos organismos marinos, son vulnerables a la decoloración e incluso pueden ser destruidos por el aumento de la temperatura del agua”.
Los océanos son inmensos –recordó-, pero su capacidad para resistir los daños causados por los seres humanos es limitada. En este año que puede ser decisivo en tal sentido, debemos empeñarnos en utilizar lo que nos brindan los océanos de manera pacífica, equitativa y sostenible en favor de las generaciones venideras.
Imagen: Archipiélago de Svalbard, Noruega- Mark Garten, ONU Foto