El Doblepensar

El Doblepensar


Manuel Martínez Morales

Lo imposible es posible. Los locos somos cuerdos
José Marti

A mediados de los 60, el año 1984 parecía lejano, situado en un futuro sobre el cual se hacían toda clase de predicciones, entre ellas las plasmadas en la novela titulada precisamente 1984, de George Orwell. Esta novela prefiguraba un orden social mundial terrible: el mundo dominado por una oligarquía cruel y despiadada que ejerce un control total sobre los individuos incluyendo sus sueños y pensamientos, para someterlos y explotarlos en beneficio de la clase dominante.

Entre muchas otras técnicas para el control se contaba aquella llamada “doble pensar”, mediante la cual se podía hacer creer que los cuerdos estaban locos o que los locos eran cuerdos.

El doble pensar, como herramienta de dominación, se podría definir –como en la novela de Orwell- de la siguiente manera:
Doblepensar significa el poder, la facultad de sostener dos opiniones contradictorias simultáneamente, dos creencias contrarias albergadas a la vez en la mente. El operador del partido en el poder sabe en qué dirección han de ser alterados sus recuerdos; por tanto, sabe que está trucando la realidad; pero al mismo tiempo se satisface a sí mismo por medio del ejercicio del doblepensar en el sentido de que la realidad no queda violada. Este proceso ha de ser consciente, pues, si no, no se verificaría con la suficiente precisión, pero también tiene que ser inconsciente para que no deje un sentimiento de falsedad y, por tanto, de culpabilidad. El doblepensar está arraigado en el corazón mismo del poder, ya que el acto esencial del sistema de dominación es el empleo del engaño consciente, conservando a la vez la firmeza de propósito que caracteriza a la auténtica honradez. Decir mentiras a la vez que se cree sinceramente en ellas, olvidar todo hecho que no convenga recordar, y luego, cuando vuelva a ser necesario, sacarlo del olvido sólo por el tiempo que convenga, negar la existencia de la realidad objetiva sin dejar ni por un momento de saber que existe esa realidad que se niega... todo esto es indispensable.

Incluso para usar la palabra doblepensar es preciso emplear el doblepensar. Porque para usar la palabra se admite que se están haciendo trampas con la realidad. Mediante un nuevo acto de doblepensar se borra este conocimiento; y así indefinidamente, manteniéndose la mentira siempre unos pasos delante de la verdad. En definitiva, gracias al doblepensar la clase dominante pretende de parar el curso de la Historia.

Así se asienta en un fragmento del libro ficticio «Teoría y práctica del colectivismo oligárquico» de Emmanuel Goldstein, que el protagonista de la novela, Winston Smith  y el lector de 1984 leen simultáneamente.

Pero, como siempre sucede, la realidad sobrepasa la más audaz de las ficciones futuristas y así vemos como el doble pensar se ha implantado ya como instrumento de dominación aquí y ahora.

Como ejemplo concreto consideremos tan sólo la fabulosa invención del actual gobierno mexicano sobre los trágicos sucesos ocurridos hace unos meses en Iguala, en donde perdieron la vida varias personas y desaparecieron 43 jóvenes estudiantes. Contra toda lógica, el Procurador General ha inventado una historia inverosímil sobre aquellos acontecimientos para encubrir lo que en realidad sucedió, intentando parar el movimiento que clama por la aparición de los desaparecidos y que ha puesto en aprietos a los oligarcas mexicanos. “Verdad histórica”, llaman ahora al doblepensar.

Fíjese bien, amable lector, que en el doble pensar se trata de “decir mentiras a la vez que se cree sinceramente en ellas, olvidar todo hecho que no convenga recordar, y luego, cuando vuelva a ser necesario, sacarlo del olvido sólo por el tiempo que convenga, negar la existencia de la realidad objetiva sin dejar ni por un momento de saber que existe esa realidad que se niega... todo esto es indispensable.”

Por medio de esta técnica el sujeto alcanza a “no comprender los razonamientos más sencillos si son contrarios a los principios del poder” y a “sentirse fastidiado e incluso asqueado por todo pensamiento orientado en una dirección herética”.

El doblepensante sabe en qué dirección ha de modificar sus percepciones y recuerdos, y por esto mismo sabe que esta alterando la realidad, “pero al mismo tiempo se satisface a sí mismo por medio del ejercicio del doblepensar en el sentido de que la realidad no queda violada”. En otros términos, para comprender el doblepensar debe usarse la técnica del doblepensar.

Y no otra cosa intenta hacer el gobierno mexicano, transformado en un grotesco “big brother”, que se cree sus propias mentiras.
En tanto la sociedad organizada, y científicos y especialistas que oponen al doble pensar el razonamiento científico conducente a verdades concretas, hacen patente las burlonas jugadas del gobierno, cuyos personeros tal vez sueñan que viven en la novela de Orwell, cuando en verdad han hecho de la vida de muchos mexicanos, una pesadilla.

Reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.

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