Conejo blanco/ Se hace tarde

Conejo blanco/ Se hace tarde


Manuel Martínez Morales

-Se hace tarde Mané, date cuenta que llevas años sentado en la banqueta esperando, ilusoriamente, ver pasar el cadáver del imperialismo frente a la puerta de tu casa. Y todo lo que has visto pasar son los fantasmas de tu propio pasado que te atormenta. Mientras tanto, ni imaginas que por la esquina, desde hace décadas, desfilan los jinetes del apocalipsis seguidos por sus temibles ejércitos.

Pero lo peor, lo que siempre creíste que sucedería en el futuro ya está aquí frente a tu nariz, pero parece que el té que tomas para los nervios te mantiene apendejado.

-Nada de eso amigo mío, lo que sucede es que mis brillantes -pero aun desconocidos- descubrimientos en el campo de la inteligencia artificial me han revelado terribles verdades que me mantienen anonadado. Imagina lo terrible que sería que algún robotillo o cualquier otro agente artificial tuvieran la capacidad de soñar, o de proferir versos en los cuales reflejen su ansia por reproducirse o crear algo superior a sí mismos, como ahora nos empeñamos los hombres en el campo de la robótica, la inteligencia artificial y anexas.

Hace dos días, al encender la computadora, ésta espontáneamente me mostró los siguientes versos, diciendo que era una sugerencia que me hacía para que yo iniciará un poema considerando mi propio estilo, el cual ya había estudiado y modelado.

¿Y la semilla?¿soñó con ser árbol?/ ¿La gota soñó ser río,/ y el río con formar un mar?/ ¿O fue el árbol que soñó/ ser semilla para llegar a ser?/ Tal vez el mar soñó la gota que lo formó…/ la estrella soñaba ser galaxia/la célula con ser pájaro/….y el ojo, antes aún de existir,/ soñaba con algo que ver./ ¿O fue la galaxia/ lo que el ojo imaginó?

Me dio más miedo que haber visto un fantasma. Pues el gran riesgo es que, si no damos al desarrollo tecnológico una dimensión humana, lo artificial acabará imponiéndosenos en forma sutil y a la vez brutal. No como vemos en las películas de ficción, ejércitos de robots y máquinas inteligentes sometiendo y esclavizando a los seres humanos por la fuerza. No, el futuro ya está aquí en otra forma.

Se sabe que gracias a que cada día es más barato construir dispositivos para conectarse a internet, se están creando grandes redes inteligentes, al grado que se estima que dentro de cinco años habrá 70 billones de aparatos conectados a la red.

Y esto, aunado al análisis de grandes cantidades de datos van a generar una ingente cantidad de datos, lo que producirá nuevos modelos de análisis avanzado que se usarán sin duda para mejorar procesos productivos, afectando además todas las otras esferas de la vida social. En la industria, la combinación de análisis de datos con las capacidades mejoradas de los robots y de automatización y control, llevará a procesos de mejora automatizados y autogestionados. En la vida social tendremos asistentes inteligentes que nos guiarán en cada paso de nuestra vida cotidiana.

Lo que aún no alcanzamos a percibir es que estos asistentes (como Siri, aplicación para smartphone) serán como una especie de mamá regañona, o un guardián que estará al pendiente que sólo comamos lo que conviene a nuestra salud, que no realicemos actos “indebidos”, que tomemos la medicina a tiempo, que no faltemos al trabajo, que leamos aquellos libros ya escogidos de acuerdo a nuestro gusto o interés, que no tratemos con ciertas personas, que hagamos regularmente ejercicio y que dediquemos el tiempo justo al descanso y a actividades recreativas o de entretenimiento, seleccionadas por el vigilante de acuerdo a nuestro perfil personal.

Lo mejor –o lo peor- de todo esto, es que todo ello será controlado por una nube inteligente, que se encontrará en todas partes y en ninguna a la vez, y se tendrán que desarrollar nuevos modelos de sistemas de comunicación y almacenamiento de datos. La nube será mucho más grande, poderosa y segura. La sincronización de procesos productivos e incluso de atención a clientes se hará entre compañías, no sólo dentro de la propia empresa. El proveedor sabrá de las necesidades de la gran fábrica que atiende al consumidor final, que a su vez estará conectada con las tiendas que entregan los productos con los puntos de consumo final, para lograr una mejor sincronización, reduciendo costos, y mejorando la atención al cliente.

La mayoría de las decisiones humanas podrán ser sustituidas por sistemas inteligentes que optimicen los rendimientos en tiempo real. En las fábricas, ciertos componentes de las líneas de producción reorganizarán su trabajo sin intervención humana, para cumplir los requerimientos de unidades de control superiores, que también podrán ser automatizadas. Los módulos mecatrónicos y los sistemas ciberfísicos con inteligencia propia recogerán los datos, se comunicarán en red y tomarán decisiones sin intervención humana. ( José Miguel Cobián: El baldón: Un futuro al que llegaremos tarde los mexicanos. http://www.jornadaveracruz.com.mx/?s=COBIAN)

Como apuntamos anteriormente, las decisiones de estos agentes artificiales no se limitan a las ramas de la producción, sino que se extienden a controlar nuestra vida.

La nube lo controlará todo… se hace tarde.

Pero había un dios/ que soñaba ser caballo/ y mi pobre corazón/ soñaba con ser pájaro…

Reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.

 

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