En México se debe crear un real sistema de educación superior (SES) que propicie una mayor interrelación entre las instituciones de educación superior hasta llegar al reconocimiento mutuo de créditos, el intercambio de profesores y alumnos e incluso la doble titulación, puntualizó el rector de la Universidad Veracruzana, Raúl Arias Lovillo, durante el Foro Nacional por una Educación de Calidad para Todos, realizado dentro de la consulta ciudadana para integrar el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018.
Igualmente dijo que los cambios deben propiciar oportunidades de desarrollo para la población que no tiene oportunidad de tener educación superior, cerrando brechas y desmotivando conductas antisociales.
Arias Lovillo dijo que las nuevas formas de la educación superior requieren un cambio total en la manera en que se manejan las instituciones dedicadas a esto y las relaciones que se establecen entre las mismas, así como la forma de propiciar que los alumnos adquieran los conocimientos, apuntó.
Y para lograrlo se deben soportar dos tesis “particularmente importantes para el futuro de la investigación en ciencia, tecnología e innovación y en la formación de recursos humanos”, que son:
1) La imperiosa necesidad de articular el sistema de educación superior (SES) nacional; y
2) La necesidad de que el SES contribuya a crear programas para que la academia incida de manera significativa en lo relativo a las competencias laborales con el sector de jóvenes mexicanos que están fuera de la academia, los cuales son muchos más que los que tienen el privilegio de acudir a las aulas.
Del primer punto mencionó que la actual organización de la enseñanza superior por carreras, con un conjunto de asignaturas fijas, es lenta ante los veloces cambios que se presentan.
También existe la particularidad de que ahora tanto las ciencias básicas como la aplicación tecnológica constituyen una vía continua “o un track, como suele ser referido comúnmente”, pero además “la inter y la transdisciplina hacen que muchas de ellas marchen juntas, en una gran diversidad de los procesos de nuestros días, tanto en las ciencias de la naturaleza, como en las de la sociedad”.
En ese sentido, dijo, “un número ya significativo de IES (instituciones de educación superior) del mundo desarrollado se desenvuelven y organizan y gestionan el conocimiento de cara a esta realidad”, conformando con ello la sociedad y la economía del conocimiento.
Para lograr un cambio en este sentido, resaltó, se debe lograr que los profesores centren la enseñanza en el estudiante, que se integre un sistema de créditos que contabilice el trabajo de los alunos y no las horas clase de los profesores.
“Tenemos necesidad de llevar a cabo cambios curriculares profundos y cambios en su organización. Internarnos en la inter y la transdisciplina. Evaluar a los estudiantes con el propósito de detectar dónde tenemos que hacer más cambios en los contenidos y la organización curricular”, enfatizó.
En el segundo punto, en lo referente a las competencias laborales, se pronunció por “una gran reforma de largo plazo de la educación superior, similar a la del Proceso de Bolonia, adaptada a las condiciones históricas de México” y realizada en conjunto con todos los titulares de las IES.
“Es preciso organizar un real sistema de educación superior porque lo que hoy tenemos no es un sistema, sino una gran aglomeración de IES, desvinculadas entre sí”, enfatizó.
Para lograr la conjunción se pronunció porque se integre un cuerpo colegiado al interior de la ANUIES (Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior) integrado por seis rectores para que planeen un real sistema de educación superior para el país.
Este grupo lo primero que tendría que hacer es planificar la oferta educativa nacional para adaptarla al mercado laboral y entrar después a “la planeación de cada una de las piezas de la reforma del paradigma educativo del país”.
Ante este esfuerzo organizativo los gobiernos deben coactuar con inversiones en bienes públicos y sociales y en establecer sistemas de apoyo, de educación, de formación, de capacitación y de desarrollo de conocimientos técnicos y profesionales.
“En otros términos, esos cambios conllevarán la necesidad de continuar con la ampliación y profundización de la sociedad y la economía del conocimiento”, remarcó.
Pero también apresuró de manera discreta a tomar ese camino, porque las transformaciones que están en pleno desarrollo en las grandes potencias son un reto aún mayor para los países emergentes, puesto que van más atrás en sus proyectos educativos de todos los niveles, y el caso es todavía más grave para los países más pobres”.
Arias Lovillo afirmó que en la medida que se amplíen las competencias técnicas laborales de los grupos sociales sin acceso a la formación profesional, “habrá más posibilidad de aumentar sus ingresos, cerrar brechas con quienes tuvieron el privilegio de acudir a las aulas universitarias y, más aún, de aumentar la productividad general de la sociedad mexicana”.
Y esto, a su vez generará “mejores condiciones para impedir” que estos grupos sociales generen conductas antisociales.