Entidades sagradas de Nunkiní Campeche

Entidades sagradas de Nunkiní Campeche


Las entidades sagradas pueden entenderse como aquellas que tienen cualidades diferentes a las de los seres humanos. Una de sus principales características es que poseen un poder que les permite realizar milagros y, en ocasiones, castigar a quienes no cumplen sus promesas.

Oriundo de Madrid, David de Ángel García llegó en 2006 a la localidad de Nunkiní, Campeche, para emprender una investigación etnográfica en torno a las entidades sagradas de esta comunidad maya, “entendiendo las entidades sagradas como símbolos que representan el ethos y la cosmovisión de la comunidad, guiado por los planteamientos de la antropología simbólica y la antropología hermenéutica de Clifford Geertz y los planteamientos de mi maestro, Manuel Gutiérrez Estévez, un eminente antropólogo español que también trabajó en Campeche en los años 80”.

A pesar de que existe una fuerte producción bibliográfica antropológica sobre los mayas peninsulares en Yucatán y Quintana Roo, poco se ha escrito sobre los mayas del estado de Campeche, por lo que aportar una nueva mirada sobre esta región fue el interés de David de Ángel García desde que llegó al Centro Peninsular en Humanidades y en Ciencias Sociales (Cephcis) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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“La comunidad de Nunkiní sigue siendo muy tradicional, con más de 80 por ciento de hablantes de lengua maya, muy superior a lo que suele ser habitual no solo en Campeche sino en Yucatán, además de que no hay una presencia importante de religiones protestantes, evangélicas o pentecostales mas que de manera particular y de forma minoritaria, a diferencia de otros municipios del sureste del país”, apuntó.

En Nunkiní, alrededor de 92 por ciento de la población se declara católica y sigue la tradición del catolicismo indígena, manteniendo vivo el complejo ritual asociado con el cultivo de la milpa, el monte y la selva, entre otros. Estos fueron algunos de los motivos que guiaron al investigador a visitar la población y adentrarse en el universo de sus prácticas religiosas.

El poder de las entidades sagradas

Para David de Ángel García, las entidades que forman parte del panteón de seres sagrados de las poblaciones mayas —dueños del monte, de la milpa, del agua y de los vientos, por ejemplo— tienen un poder y una fuerza que les permite realizar acciones extraordinarias más allá de las capacidades humanas, por lo que pueden considerarse mágicas y también peligrosas.

“La relación con lo sagrado es poderosa para los seres humanos porque si estos no guardan una serie de cuidados, que normalmente tienen que ver con la realización en tiempo y forma de los rituales, el contacto con lo sagrado puede ser peligroso porque hay una serie de ‘energías’ que pueden provocarles enfermedades y otros padecimientos”.

Las entidades habitan el mundo de los sueños y de lo intangible, y solo cobran forma en el universo de las personas que creen en ellos. Por esto, la antropología solo puede aproximarse a su estudio mediante la recopilación de las dos narraciones que los seres humanos les dedican, una oral y otra gestual: la tradición oral y los rituales.

“Es mediante la tradición oral que se dedica a las entidades sagradas como podemos saber cómo son, cuáles son sus características, sus poderes, cómo llegaron, cómo actúan, cómo se relacionan entre ellas; y los rituales, que son los gestos mediante los cuales los seres humanos se dirigen a ellas. Son las dos únicas formas que tenemos de acercarnos etnográficamente y tratar de reconstruir a las entidades sagradas y, a partir de ellas, a la sociedad que las conforma, que cree en ellas y que les da sentido”, apuntó.

A partir de esto, David de Ángel García se enfocó en recopilar la mayor cantidad posible de tradiciones orales y rituales dedicados a las entidades sagradas de Nunkiní, centrándose exclusivamente en dos de las figuras más importantes para la comunidad: San Diego de Alcalá, el patrón del pueblo, y el Ts’uulli k’áak (traducido al español como «caballero de fuego»), cuya historia es paralela a la del primero.

San Diego de Alcalá, el santo que eligió quedarse en Nunkiní

El contexto histórico de San Diego de Alcalá está relacionado estrechamente con la historia de la evangelización en la península de Yucatán, que en una primera instancia —desde la primera época colonial del siglo XVI— estuvo a cargo de la orden de los monjes franciscanos, quienes trajeron consigo esta figura.

“Más que hablar de un contexto puramente histórico, interesa la historia mítica de cómo una población maya de Campeche acepta una entidad sagrada en origen tan extraña al contexto cultural maya peninsular de la selva, qué mecanismos pone en práctica el pueblo maya para apropiarse y convertir en una entidad propia —como lo es hoy en día San Diego de Alcalá— un santo franciscano de origen español”, señaló el investigador.

En la tradición oral de la comunidad se cuenta que el San Diego de Alcalá llegó con los españoles, es decir, existe un reconocimiento explícito de que es un santo extranjero que llegó con los conquistadores españoles, “pero el mito de origen da un giro y el santo da una primera muestra de su voluntad, de su deseo de permanecer en Nunkiní, rigiendo los destinos y la historia de la comunidad”.

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Dr. David de Ángel García, investigador del Centro Peninsular en Humanidades y en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (CEPHCIS UNAM)

La historia mítica relata que los españoles trajeron consigo a varios santos en su propósito de conquista. Al llegar a Nunkiní, tuvieron un descanso bajo una ceiba muy grande que existe hasta el día de hoy en la plaza del pueblo, asentando en el suelo a los santos que cargaban, pero cuando llegó el momento de seguir su camino hacia Mérida, la figura de San Diego de Alcalá ya no pudo ser levantada.

“Por arte de magia o una demostración de poder, una suerte de milagro fundacional, San Diego de Alcalá —quien es el que determina el deseo, que es lo que va implícito en este relato— se convierte en una figura que pesa toneladas y ni entre todos los hombres lo pueden mover, y la gente entiende que es el deseo del santo quedarse a vivir en Nunkiní y ahí permanece hasta la actualidad. Es el origen histórico mítico que la tradición oral de Nunkiní da a la presencia del santo en la comunidad”, apuntó.

Cuatro milagros colectivos de San Diego de Alcalá

A raíz de su trabajo etnográfico, David de Ángel García agrupó los milagros de San Diego de Alcalá en colectivos e individuales. Los milagros colectivos son aquellos que tienen como beneficiarios al conjunto de la comunidad, mientras que los individuales son los que benefician a una persona o a un grupo familiar concreto, bien para superar una enfermedad, encontrar trabajo, tener suerte en un viaje o éxito en los estudios.

Entre los milagros colectivos, el investigador encontró cuatro acciones que están grabadas en la memoria y en la tradición oral de la comunidad. Una de ellas fue la lucha contra una plaga de langostas (que eran muy habituales en aquel tiempo); otro, la extinción milagrosa de un incendio que ocurrió hace mucho tiempo, en el tablado que se hace con guano y maderas en el centro del pueblo para albergar las corridas de toros que se organizan con motivo de la Feria que se le dedica al santo patrón a fines de abril, donde varios vecinos aseguraron haber visto a San Diego combatiendo las llamas en la noche.

En otra demostración de su poder milagroso, San Diego cubrió con su manto a la gente durante un tiroteo sucedido en la comunidad, saldando el incidente sin ningún herido. El más antiguo de estos milagros fue la curación de una epidemia de viruela negra que padeció la comunidad de Nunkiní hace mucho tiempo; a partir de este relato, surge la relación central que permitió al investigador conformar el libro San Diego de Alcalá y el Ts’uulli k’áak. Entidades sagradas en una comunidad maya de Campeche».

Para conocer más sobre la relación de estas dos entidades sagradas, lee la segunda parte de la entrevista «San Diego de Alcalá y el Ts’uulli k’áak: entidades sagradas de Nunkiní».

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