Los impactos de la violencia colectiva que se vive en México, tienen repercusiones muy serias y que son evidentes. “Los estudios epidemiológicos muestran lo que parecía imposible, se ha disminuido un año la esperanza de vida en los hombres de nuestro país como resultado de la violencia colectiva”, expuso el doctor Juan Ramón de la Fuente.
Junto con la violencia colectiva, la violación sistemática de los derechos humanos y las consecuencias graves en la salud mental individual y colectiva, está otro fenómeno con consecuencias insoslayables: la militarización de una parte importante del territorio nacional, afirmó el exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) durante el Foro Nacional sobre Salud Mental e Intervenciones Psicosociales en Contextos de Violencia, que se llevó a cabo ayer en las instalaciones del Instituto Nacional de Psiquiatría.
“La respuesta del Estado ha sido fundamentalmente por el lado de la militarización, para tratar de contender con poco éxito esta ola de violencia (…) Hay que reconocer que esto tiene efectos colaterales, secundarios, y que hay otras medidas que deberían estar acompañando esa reacción por parte del Estado y que en los ámbitos de la salud pública y la salud mental, hay una gama importante de posibilidades para mostrar esa otra cara de la fuerza del Estado, que tiene que ser la fuerza social de un Estado democrático”, recomendó De la Fuente.
Consecuencias de la Violencia
En la inauguración del Foro, la doctora María Elena Medina Mora, directora del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, dijo que el estrés postraumático es uno de los efectos más importantes de la violencia, y que evoluciona a la depresión.
“El estrés agudo y el estrés postraumático, se generan después de un trauma, que puede involucrar la muerte de alguien o la amenaza de muerte. El riesgo varía de acuerdo con el tipo de trauma que se experimente y de la manera en que lo vive cada persona.
“Llegar a la depresión, conlleva la disminución del interés o capacidad de disfrutar de casi todas las actividades. Esto genera pérdida importante de peso o aumento del apetito, insomnio o hipersomnia, agitación o lentitud psicomotoras, fatiga o pérdida de energía, disminución de la capacidad para pensar o concentrarse y pensamientos recurrentes de muerte, entre otros”, detalló la doctora Medina Mora, representante del Sistema Nacional de Investigadores ante la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico.
Como en las dictaduras
Para tener una dimensión de la violencia que se vive en México, numéricamente nuestro país tiene prácticamente los mismos desaparecidos que cuando fue la dictadura en Argentina, inclusive ya se rebasaron, lamentó el exsecretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (2012-2016), Emilio Álvarez Icaza.
“Cada vez que hay un contexto electoral se dispara la violencia en contra de periodistas y defensores de derechos humanos, eso está documentado. Hay un fenómeno de hipersensibilidad de la crítica pública a candidatos y gobiernos que dispara la violencia, donde los poderes fácticos ya no tienen control, es indispensable que el mecanismo de protección a periodistas fortalezca su labor, su presencia, su trabajo y se vea el músculo del Estado en una convicción democrática de protección de un bien colectivo que es la libertad de expresión y defender los derechos humanos”, indicó el también expresidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.
“Tamaulipas es un hoyo negro, pero lo mismo pasa en Morelos, Nuevo León, San Luis Potosí, Guanajuato, Chihuahua, Coahuila, Veracruz, Guerrero, Chiapas y una larga lista. Es un factor determinante exponerse al dolor y al estrés postraumático estar excavando para encontrar a su familiar y en lugar de ellos hallar tres cadáveres más”, señaló Álvarez Icaza.