Sandra Isabel Jiménez Mateos *
Por culpa de la artritis y la miopia, Chester Floyd Carlson inventó la xerografía, o copiado de documentos en seco, base de las modernas fotocopiadoras.
Chester Floyd Carlson trabajaba en un despacho de abogados, donde era el encargado de copiar a mano centenares de documentos y patentes de la compañía, una labor que le resultaba cansada y hasta dolorosa, por su miopía y su artritis.
Pensando en como realizar el mismo trabajo, pero sin tener que sufrir cada día, comenzó a obsesionarse con diseñar un aparato que pudiera copiar los papeles rápidamente, sin necesidad de utilizar máquinas fotográficas ni revelado.
Chester Floyd Carlson fue un abogado, pero también físico e inventor estadounidense, nacido en Seattle (Washington) el 8 de febrero de 1906.
En 1934 inició el desarrollo de la fotocopiadora, concentrándose en la electrostática; invirtió cuatro años para alcanzar éxito en la producción de su primera «copia seca».
Pero ese no fue su punto de arranque, si no el descubrimiento que hizo de un material fotoconductor que se cargaba de electricidad estática sólo en las zonas iluminadas, el cual identificó en 1931.
Estos materiales conducen la electricidad cuando se proyecta luz sobre ellos y pueden así servir de base para la transferencia del polvo que, una vez fijado mediante calor, da lugar a una copia exacta del motivo de partida.
En 1937 patentó el procedimiento de copiado de documentos en seco, la xerografía.
En 1938 dejó su trabajo en la firma de abogados de patentes para dedicarse a hacer realidad su idea.
Tras abandonar la empresa consultó numerosos libros técnicos, y utilizó su dinero para pagar pruebas y experimentos con cargas electrostáticas y materiales fotoconductores, hasta que finalmente logró construir el primer prototipo de impresora basada en esta tecnología.
El 22 de octubre de 1938, el mismo año en que dejó su empleo, logra que su inventó se vuelva operable y copia la primera expresión de dicho procedimiento, con la leyenda: «10-22-38 ASTORIA».
Más ese tampoco fue el punto de inicio de su éxito, porque el procedimiento se empezó a comercializar hasta mucho tiempo después.
Todavía tuvieron que transcurrir dos años, hasta 1940, cuando obtuvo la primera de varias patentes para su proceso xerográfico.
Ya con su invento protegido buscó una empresa que lo ayudara a desarrollar y comercializar su idea, pero más de veinte firmas rechazaron su invención, entre ellas IBM y General Electrics. Finalmente, en 1944 Carlson llegó a un acuerdo con el Battelle Memorial Institute, organización de investigaciones sin fines de lucro. Tres años más tarde, la Compañía Haloid, una pequeña compañía que fabricaba papel fotográfico, se interesó por su invento y se asoció al desarrollo tecnológico de la xerografía.
Después de años de desarrollo, fue hasta 1959 que se introdujo en el mercado la primera fotocopiadora para oficinas: la Xerox 914.
El calificativo, elegido por su creador, significa «seco» en alusión a que la máquina no necesitaba ningún tipo de líquido para realizar su tarea.
En 1961 la compañía pasó a llamarse Xerox Corporation en honor al producto que la ha convertido hoy en día en el mayor proveedor mundial de fotocopiadores de tóner, así como de todos sus accesorios. La xerografía es además la base del funcionamiento de las actuales impresoras láser.
Chester Floyd Carlson falleció el 19 de septiembre de 1968, en Nueva York, Estados Unidos.
- Investigadora del Instituto de de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES), de la Universidad Veracruzana