La gran barrera de coral es el arrecife más grande del mundo –con una longitud de 2.000 km– y representa un ecosistema único que ha evolucionado a lo largo de miles de años, por lo que en 1981 fue declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Sin embargo, existe el temor de que el calentamiento global provoque su deterioro.
Un trabajo internacional dirigido por el Instituto de investigación Marina (MARUM) de la Universidad de Bremen (Alemania) determina que la gran barrera de coral australiana puede ser más resistente a los cambio de temperatura superficial del mar de lo que se pensaba.
Este estudio se basa en las muestras recogidas por una expedición del programa Ocean Discovery International (IODP) que tenía como objetivo comprender cómo los arrecifes de coral tropicales se adaptan a los cambios de temperatura.
Para ello, los científicos investigaron la respuesta de estos animales al final de la última edad de hielo –entre 20.000 y 13.000 años atrás–, cuando las temperaturas aumentaron significativamente.
“Nos fijamos en los especímenes fósiles de corales Isopora, que vivieron en la fase final del último período glacial. Este tipo de coral también está creciendo en la actual gran barrera de coral, donde son comunes en aguas poco profundas”, comenta a Sinc Thomas Felis, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Bremen.
El trabajo, que se publica en la revista Nature Communications, corrobora que la gran barrera de coral es un ecosistema altamente flexible, ya que a través de técnicas de fechado radiométrico de unario-torio han podido identificar fósiles de corales que vivieron durante el pico y la fase final del último periodo glacial.
Tras este análisis, midieron las proporciones de estroncio-calcio en los corales para determinar las temperaturas de los océanos en ese momento.
“Hemos sido capaces de perforar directamente en la gran barrera de coral, con el uso del barco de la expedición del IODP, y recuperar corales de entre 20.000 y 13.000 años de antigüedad. Cada coral nos da una instantánea de la temperatura del océano de la época en que vivió y, en conjunto, los resultados muestran la secuencia de los cambios ambientales”, añade Felis.
Agua más fría en la superficie
Los resultados muestran que las temperaturas de la superficie del mar frente a la costa oriental de Australia de hace entre 20.000 y 13.000 años eran significativamente más frías de lo que se creía. Y algo aún más destacable es que el gradiente de temperaturas era inesperadamente grande de norte a sur.
“En esa época, la temperatura del sur era dos a tres grados más fría que en el norte, en cambio, la diferencia de hoy en día es menor a un grado Celsius”, apunta el estudio.
A pesar de que la investigación muestra que los corales Isopora fueron sometidos a fluctuaciones de temperatura muchos mayores en el pasado de lo que se creía, desconocen cómo pudieron adaptarse en unos pocos miles de años y por qué esto no afecto a su crecimiento.
Aunque los datos revelan que el arrecife es adaptable a los cambios térmicos, los científicos advierten que no se puede inferir de ello que la barrera de coral actual pueda adaptarse fácilmente a un continuo aumento de las temperaturas.
“No sabemos con qué facilidad se adaptará el coral al aumento de las temperaturas en la actualidad. Después de todo, los niveles de temperatura de hace 20.000 años eran significativamente más bajos que los de hoy”, señala el experto.
Y concluye: “Junto al aumento de las temperaturas, la principal amenaza para la supervivencia de los arrecifes de coral en la actualidad, entre otros muchos, son la acidificación del océano y el aumento de la entrada de sedimentos debido a las actividades humanas a lo largo del costa”.
Referencia bibliográfica:
Thomas Felis, Helen V. McGregor, Braddock K. Linsley, Alexander W. Tudhope, Michael K. Gagan, Atsushi Suzuki, Mayuri Inoue, Alexander L. Thomas4,7, Tezer M. Esat, William G. Thompson, Manish Tiwari, Donald C. Potts, Manfred Mudelsee, Yusuke Yokoyama & Jody M. Webster. “Intensification of the meridional temperature gradient in the Great Barrier Reef following the Last Glacial Maximum”. Nature Communications DOI: 10.1038/ncomms5102.