Un estudio sobre las percepciones de riesgo y exposición crónica a los plaguicidas organoclorados en comunidades mayas de México, muestra que en este grupo poblacional existe una baja percepción de riesgo respecto al uso y manejo de agroquímicos, porque no perciben el alto impacto para su salud y medio ambiente.
Ángel Polanco Rodríguez, profesor investigador del Laboratorio de Medicina Social y Salud Pública del Centro de Investigaciones Regionales de la Universidad Autónoma de Yucatán (CIR Uady),coordinador de la investigación refirió que el “rociar líquidos”, como se le conoce de manera común a la fumigación, no lo relacionan con la contaminación, como si ocurre con la basura. Por lo general, las personas entrevistadas consideran que “los líquidos no contaminan el suelo porque se deshacen”, así como “que no permanecen en el aire porque el viento se los lleva” y “no contaminan el agua porque se deshace en el trayecto de la tierra, antes de llegar a los pozos”.
Ángel Polanco refirió que el punto de vista y las prácticas de manejo de las personas en torno a la contaminación por plaguicidas es fundamental para comprender la problemática de manera integral.
Para este trabajo se realizaron 247 entrevistas en 11 municipios del estado de Yucatán mediante la metodología de investigación participativa.
“El objetivo es enriquecer el conocimiento de nuestra región, aportando elementos técnicos que nosotros llevamos a las comunidades, pero nosotros también aprendemos cómo lo perciben, cómo lo nombran y cómo lo aplican, ya que ellos tienen un conocimiento empírico que se transmite de generación en generación”, apuntó.
Sin embargo, señala el investigador, sabemos que por el tipo de suelos pedregosos y de alta filtración en Yucatán, los contaminantes llegan de manera fácil al acuífero, el cual está conectado a los cenotes, y que los contaminantes finalmente desembocan en el mar.
A través de la comparación mediante la prueba exacta de Fisher, se obtuvo como resultado una percepción generalizada de que los pesticidas no afectan al ser humano ni el medio ambiente, y solo una mínima parte de la población reporta dolores de cabeza, sarpullido y mareos.
Problemática de enfoque multidisciplinario, social y científico
El estudio es parte de un trabajo mayor que el equipo del CIR Uady realiza en torno a la contaminación ambiental por plaguicidas organoclorados en cenotes de Yucatán y por bioacumulación en la leche materna y en la sangre de mujeres con cáncer cervicouterino de la zona maya de Yucatán, mismas que han contado con el financiamiento de Investigación Científica Básica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
“Hay que visualizar el problema de manera integral, ya que tenemos resultados de contaminación en el acuífero, altas tasas de enfermedades en mujeres, niños y hombres que pueden relacionarse directamente con estos contaminantes emergentes. Asimismo, existe degradación del medio ambiente como la alta deforestación, daño a la biodiversidad, y debemos trabajar mucho con las comunidades, por ejemplo, enseñando a aplicar bioplaguicidas que no sean tóxicos y que afecten a su salud, a la de sus familias y al medio ambiente”, agregó.
El investigador comentó que a partir de estos resultados es necesario realizar un programa para el monitoreo químico (de plaguicidas y metales) y biológico (de bacterias y virus) del agua; establecer un programa de monitoreo continuo para medir niveles de contaminantes en sangre y leche materna; así como promover programas para el cuidado de la salud de las mujeres y programas de agroecología, en conjunto con una regulación óptima del uso de plaguicidas en México.
Parte del equipo de investigación multidisciplinario estuvo conformado por Ángel Polanco Rodríguez, Inmaculada Riba López, Ángel del Valls Casillas, Alfredo Araujo, Patrizia Quattrocchi, Fernando J. Álvarez Cervera, Francisco J. Solorio Sánchez y Jorge Navarro Albertos.