No tenemos alas, no podemos elevarnos,
mas tenemos pies para trepar y escalar
paso a paso, más y más,
las nubosas cumbres de nuestros tiempos.
«La poesía es una ventana a la diversidad excepcional de la humanidad», asienta Irina Bokova, directora general de la Unesco, en la conmemoración 2017 del Día Mundial de la Poesía.
En esta época «en que los retos a que nos enfrentamos, desde el cambio climático, la desigualdad y la pobreza hasta el extremismo violento, parecen tan ingentes, las palabras del poeta Henry Wadsworth Longfellow nos aportan esperanza», puntualiza.
La poesía, compuesta de palabras, coloreada con imágenes, tañida con la métrica perfecta, la poesía tiene un poder singular. El poder de arrancarnos de la vida cotidiana y recordarnos la belleza que nos rodea y la resiliencia del espíritu humano que compartimos.
En ese sentido añade que en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO se incluyen decenas de formas de expresión oral y poesía, desde el duelo poético Tsiattista de Chipre o la poesía cantada Ca trù de Viet Nam hasta Al-Taghrooda, la poesía cantada tradicional de los beduinos de los Emiratos Árabes Unidos y Omán. La poesía es tan antigua como el lenguaje, y en los períodos turbulentos es más necesaria que nunca, como fuente de esperanza, como manera de compartir lo que significa vivir en este mundo.
También recordó al poeta Pablo Neruda, qujien escribió que «la poesía es siempre un acto de paz». La poesía es única por su capacidad de hablar a través del tiempo, el espacio y la cultura, de llegar directamente a los corazones de las personas de todo el mundo. Es un manantial de diálogo y entendimiento y ha sido siempre una fuerza para desafiar a la injusticia y promover la libertad.
Como dijo Deeyah Khan, Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO para la libertad y la creatividad, todas las formas de arte, incluida la poesía, tienen la capacidad extraordinaria de expresar resistencia y rebelión, protesta y esperanza», señaló.
La poesía -prosiguió- no es un lujo. La poesía es una parte esencial de quiénes somos en cuanto que mujeres y hombres que vivimos juntos en el presente, nos valemos del patrimonio de las generaciones pasadas y somos custodios del mundo para nuestros hijos y nietos. Hoy, al celebrar la poesía, celebramos también nuestra capacidad de unirnos en un espíritu de solidaridad para trepar y escalar «las nubosas cumbres de nuestros tiempos». Necesitamos hacerlo para llevar adelante la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, para aplicar el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, para asegurarnos de que ninguna mujer ni hombre se quede atrás.
La decisión de proclamar el 21 de marzo como Día Mundial de la Poesía fue aprobada por la UNESCO durante su 30º periodo de sesiones, que se celebró en París en 1999.
De acuerdo con la decisión de la UNESCO, el principal objetivo de esta acción es apoyar la diversidad lingüística a través de la expresión poética y dar la oportunidad a las lenguas amenazadas de ser un vehículo de comunicación artística en sus comunidades respectivas.
Por otra parte, este Día tiene como propósito promover la enseñanza de la poesía; fomentar la tradición oral de los recitales de poéticos; apoyar a las pequeñas editoriales; crear una imagen atractiva de la poesía en los medios de comunicación para que no se considere una forma anticuada de arte, sino una vía de expresión que permite a las comunidades transmitir sus valores y fueros más internos y reafirmarse en su identidad; y restablecer el diálogo entre la poesía y las demás manifestaciones artísticas, como el teatro, la danza, la música y la pintura.
Soneto XVII,
en Cien sonetos de amor
Pablo Neruda
No te amo como si fueras rosa de sal, topacio
o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.
Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendió de la tierra.
Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,
sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.