Mientras existan millones de excluidos de sus beneficios no es posible hablar de una verdadera “sociedad del conocimiento”, aseguró el académico especialista en Filosofía de la Ciencia, León Olivé Morett, al participar en la inauguración del segundo Diplomado en Comunicación de la Ciencia en la Universidad Veracruzana (UV).
“Hoy necesitamos una alianza entre ciencias y humanidades, una nueva relación entre ciencia, tecnología y sociedad, donde la justicia social, la participación ciudadana, la pluralidad y la democratización del conocimiento se incluyan como parte del desarrollo tecnocientífico”, aseguró el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
La sociedad del conocimiento, dijo, no se reduce a tecnologías de la información ni puede lograrse con más celulares, computadoras y conexiones a Internet; se basa, en cambio, en la educación de las personas y en el establecimiento de las condiciones adecuadas para que generen nuevo conocimiento que permita el desarrollo de sus capacidades, así como la solución de sus problemas.
Acompañado por funcionarios de la UV, Olivé Morett se dirigió a la nueva generación conformada por 25 estudiantes, entre ellos periodistas en activo, maestros de educación media y superior, profesionistas de disciplinas como Física, Química, Biología, Agronomía, Ingeniería y Ciencias Atmosféricas, estudiantes de Comunicación, diseñadores, sociólogos y filósofos, entre otros.
Aseguró que para lograr que el ciudadano común y los gobernantes comprendan qué es la ciencia y la tecnología, no basta con darles digeridas en cápsulas algunas ideas científicas, o informarles, en términos accesibles, sobre los nuevos avances, sino que comprendan más a fondo cómo funciona el sistema científico, cómo se genera el conocimiento, por qué importa y para qué sirve mantenerlo socialmente, cómo evaluarlo, sus virtudes y sus riesgos y qué controles debería tener.
Comunicación e investigación, al mismo nivel
El también profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM reconoció que en países como el nuestro es necesario aumentar la inversión en ciencia y tecnología para la investigación básica y aplicada, “pero también nuevas formas de hacerlo verdaderamente disponible a la sociedad y que ésta participe en las decisiones que se toman sobre los recursos públicos que se destinen a ella”.
Tradicionalmente, explicó, la sociedad debía firmar un “cheque en blanco” al apoyar la ciencia y la tecnología, pues se pensaba que a la larga el conocimiento beneficiaría a la sociedad, un modelo que calificó como “limitado, marcado por la ausencia de debate y participación de los diferentes sectores sociales involucrados que se hizo más evidente después de la bomba atómica”.
Además remarcó que dentro de los sistemas de ciencia y tecnología, la educacióny la comunicaciónson tan importantes como la investigaciónbásica y aplicada, en gran parte porque “necesitamos mecanismos para canalizar las demandas sociales hacia los sectores científicos, y expertos para lograr hacer efectiva esa comunicación”.
Dijo a los estudiantes que en este panorama es clara la necesidad de formar nuevos especialistas en comunicación pública de la ciencia, en gestión científica y tecnológica, así como profesores capaces de educar a los ciudadanos en la cultura científica y tecnológica para el siglo XXI, con sólidos conocimientos sobre la razón de ser de un sistema de ciencia y tecnología financiado por una sociedad democrática.
Para cumplir con lo que llamó “el nuevo contrato social de la ciencia” ya no es suficiente impartir una buena enseñanza básica de los conocimientos científicos ni que sólo se popularicen sus contenidos, aunque esto es indispensable: “Se necesita evaluar las virtudes y potencialidades de la ciencia y la tecnología; conocer e investigar los riesgos de sus aplicaciones y cómo vigilarlos y controlarlos”.
Además de que los nuevos profesionistas de mediación entre el sistema de ciencia y tecnología y la sociedad también deben ayudar a sensibilizar a los científicos y tecnólogos de que su trabajo, si bien requiere “autonomía epistémica”, depende de la sociedad desde el punto de vista del financiamiento y del reconocimiento (como valor cultural).
“Y si la sociedad en cuestión aspira a ser democrática, tanto los funcionarios del Estado que asignan presupuestos y los gestionan, como los científicos y tecnólogos que gastan los dineros, deberán rendir cuentas a los ciudadanos”, lo cual no significa únicamente transparencia, sino que la sociedad en realidad se beneficie con esa inversión.
El Diplomado en Comunicación de la Ciencia es avalado por el Área Académica de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la UV, y coordinado por la Dirección de Comunicación de la Ciencia (DCC) de la misma institución.