La sociología se nutre de las crisis y de los constantes cambios que tiene la realidad, aseguraron académicos durante la mesa redonda “La sociología y su quehacer en el siglo XXI”, efectuada en el Auditorio “Jesús Morales Fernández” de la Unidad de Humanidades de la Universidad Veracruzana (UV).

Arturo Hinojosa Loya, docente de la Facultad de Sociología, explicó que durante el primer tercio del siglo XX la sociología permitió un conocimiento de la problemática rural e indígena que la antropología no pudo dilucidar correctamente. Muchos de los trabajos antropológicos importantes en realidad fueron hechos por sociólogos, hasta que en la década de 1940 la nueva clase política consideró que la sociología ya no era tan importante para crear el nuevo imaginario del país.

Fue así que para apuntalar el poder político volvieron los héroes y se hizo el rescate de la historia a la manera de la clase gobernante, de modo que llegamos a los años setenta con una sociología sumamente debilitada y con la revaloración del marxismo desde una perspectiva latinoamericana. Se dio la presencia de un boom de las ciencias sociales y su incremento en casi todas las regiones del país, como muestra de un fenómeno de descentralización que se concentraba en la Ciudad de México.

Las escuelas de sociología crecieron y se dio importancia a esta ciencia como elemento de desarrollo social y político, hasta los años ochenta en que comenzó a dar muestra de cansancio en esa dinámica, con la llamada “crisis de los paradigmas”.

“Pero más que un principio de decadencia, fue un punto de inflexión”, manifestó el conferencista, en un momento en que los medios televisivos fueron generadores de la idea de que las ciencias sociales para nada sirven. Pese a ello, en las décadas de 1980 y 1990 hubo una actividad febril en este sentido y todos comprendieron que la crisis de los paradigmas era en realidad una oportunidad histórica. “La crisis es consustancial al pensamiento social”, indicó; es un elemento que tonifica la coherencia y el entendimiento profundo a lo que estamos viviendo.

Mayabel Ranero Castro, académica en la misma Facultad, coincidió en muchos puntos con Hinojosa Loya y reiteró que la sociología trata en torno de las realidades cambiantes. “¿Que decimos en el aula? Que de las crisis es precisamente de donde surge la vitalidad y la potencia de la sociología”.

Indicó que es curioso que muchas formas de explotación que fueron propias del siglo XIX hayan resurgido, como la servidumbre con connotaciones sexuales. “La sociología lucha con sus propios límites, porque vemos brotar formas de esclavitud expansivas y dolorosas, que eslabonamos con la lucha de géneros”.

Al final de la mesa, la también académica Myrna Benítez Juárez ofreció una reseña histórica de la fundación de la Facultad de Sociología.

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