La intensificación de la violencia social y política en diversas zonas geográficas de México también es factor de emigración hacia los Estados Unidos por parte de cientos y miles de ciudadanos mexicanos, aseguró la doctora María Dolores París Pombo, egresada de la licenciatura en Sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y profesora del Departamento de Estudios Culturales de El Colegio de la Frontera Norte.

 

El fenómeno de la violencia en México, en particular en la frontera norte del país, ha transformado de manera progresiva los procesos migratorios. Tradicionalmente ha sido el factor laboral (la búsqueda de empleo) el principal motivo de emigración hacia ese país; sin embargo, numerosos migrantes y deportados entrevistados afirmaron haber salido de sus comunidades de origen a causa de la violencia generada por conflictos políticos o por la presencia del crimen organizado.

 

En el libro Migrantes, desplazados braceros y deportados. Experiencias migratorias y prácticas políticas –publicado por la Unidad Xochimilco de la UAM, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y El Colegio de la Frontera Norte y coordinado por París Pombo– se reúne un conjunto de reflexiones en torno a experiencias de migración, desplazamiento forzado, deportación y retorno en algunas comunidades de México.

 

Más que enfocarse en las políticas y leyes migratorias, esta investigación colectiva  resalta las vivencias de personas, familias y comunidades mexicanas. Por medio de entrevistas se destaca, entre otros asuntos, las experiencias de aquellos que se han visto atrapados en el sistema legal punitivo de Estados Unidos.

 

Los investigadores confirman en sus textos la capacidad de organización y movilización de los migrantes indígenas y la densidad de sus redes migratorias. El libro rescata las experiencias de cuatro regiones emergentes a la migración: la Mixteca Baja, la Triqui Baja y el Valle del Mezquital; así como Yalalag, un municipio zapoteca con una larga historia de migración y redes consolidadas.

 

En el capítulo “Una Mixteca indocumentada en la frontera. De sueños, exclusiones y derechos”, de Gisela Espinosa Damián, antropóloga social e investigadora de la Unidad Xochimilco de la UAM, se presenta el testimonio de Zoila Reyes, migrante mixteca indocumentada que cuatro veces intentó atravesar la frontera de Ciudad Juárez a El Paso (Texas); las mismas ocasiones que terminaron en su expulsión.

 La experiencia de Zoila, explicó París Pombo, “condensa los nudos de una multitudinaria tragedia humana, pues cada año suceden más de medio millón de repatriaciones como ésta”.

Agregó que este caso permite conocer la diversidad de motivos del cruce indocumentado de mujeres, los alcances y límites de las redes familiares y “el desdoblamiento de las redes migratorias en redes delincuenciales”, entre otros asuntos como el del racismo y la exclusión a este tipo de migrantes del mercado laboral del “otro lado” de la frontera.

En el apartado Migrantes, desplazados braceros y deportados… se abordan los fenómenos con connotaciones locales o fronterizas, “pero en la medida en que las prácticas locales se encuentran cada vez más articuladas a dinámicas globales, y considerando que cada comunidad, familia, migrante y retornado, son componentes de redes y circuitos translocales y de movilidades múltiples”, subrayó París Pombo.

Las relaciones que tejen los migrantes y repatriados con los sistemas de organización y participación en las localidades y regiones de origen y de tránsito son examinadas por el grupo de investigadores provenientes de diversas instituciones de investigación y educación superior de México, que además analizan los referentes identitarios de los migrantes, su incidencia en las organizaciones y en las relaciones de poder de sus localidades y de las ciudades fronterizas.

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