Existen dos grandes tipos de cefaleas: las primarias, en las que no existe una causa; y las secundarias, cuando sí. Dentro de las segundas, la atribuida al consumo de alcohol se subdivide a su vez en la cefalea postconsumo aguda, cuando comienza en las tres primeras horas tras la ingesta; y la diferida, más tardía y conocida coloquialmente como resaca.
Investigadores del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, la Universidad de Valladolid (UVa), el Centro Danés del Dolor de Cabeza, la Universidad de Copenhague y el Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL) han caracterizado de forma más precisa cómo es el dolor de cabeza motivado por el consumo de alcohol, una de las principales causas de cefalea en España y en el mundo.
La causa de este dolor de cabeza puede ser el efecto vasodilatador del alcohol, un fenómeno que se ha observado en las personas con migraña durante los ataques
“Aunque en general los tipos de cefalea más frecuentes en el mundo son la de tipo tensional y la migraña, en algunos países entre los que se encuentra España “la cefalea por resaca tiene una prevalencia incluso superior”, apunta David García Azorín, primer autor del trabajo publicado en la revista Neurology.
“La opinión de muchos expertos es que la cefalea por resaca provoca un dolor similar a la migraña, si bien nunca se ha aclarado si ello ocurre únicamente en personas con antecedentes o si se produce en la población general”, añade García Azorín.
Por otra parte, el alcohol inhibe la secreción de la hormona antidiurética, lo que origina una pérdida miccional de líquido incluso superior a la ingerida. “Ello ocasiona una deshidratación corporal que también afecta al sistema nervioso central, causando una cefalea por descenso de la presión intracraneal, la cual típicamente aparece al ponerse en pie y cesa al tumbarse”, añade.
Con el objetivo de probar estas tesis y caracterizar, de forma más exacta, cómo es el dolor de cabeza causado por la ingesta de alcohol y de entender mejor sus causas para desarrollar tratamientos más eficaces, el equipo realizó un amplio estudio entre más de mil estudiantes universitarios.
Los participantes describieron un dolor por toda la cabeza, especialmente por la zona frontal, opresivo y de intensidad elevada. / Autores
El alcohol, factor desencadenante
La mayoría de los participantes describió un dolor por toda la cabeza, especialmente por la zona frontal, opresivo y de intensidad elevada. Eran frecuentes los síntomas migrañosos como el empeoramiento del dolor con el traqueteo de la cabeza, sensibilidad a la luz y a los sonidos, y náuseas; pero también el componente ortostático (postural) que agrava la cefalea al ponerse en pie y mejora al volver a tumbarse.
“Nuestros resultados sugieren que el alcohol puede desencadenar una cefalea similar a la migraña, incluso en personas sin antecedentes personales de esta. Un tercio de los participantes cumplía los criterios de migraña de la clasificación internacional de cefaleas”, detalla el investigador.
Para García Azorín, la causa puede ser el efecto vasodilatador del alcohol, un fenómeno que se ha observado en las personas con migraña durante los ataques. En cuanto al componente ortostático, el origen probable puede ser la deshidratación motivada por la inhibición de la hormona antidiurética.
Un problema social
Aunque la solución más evidente para no padecer esta cefalea es la abstinencia alcohólica o evitar un consumo excesivo de alcohol, el especialista indica que “una adecuada hidratación parece también relevante y deberá evaluarse si aquellos fármacos que alivian la migraña también podrían aliviar este tipo de cefalea”.
El especialista advierte que, aunque el estudio del alcohol puede parecer “frívolo”, es un problema social “que consume muchísimos recursos y puede permitir la mejor comprensión del mecanismo de otros tipos de cefalea frecuentes e invalidantes”
Los siguientes pasos serán “evaluar qué factores se asocian con una mayor gravedad, confirmar las hipótesis mediante estudios de imagen cerebral durante el episodio de resaca y estudios analíticos para medir las distintas hormonas y neuropéotidos implicados y qué fármacos podrían suponer un mayor alivio para estos síntomas”.
García Azorín advierte que, aunque el estudio del alcohol puede parecer “frívolo”, es un problema social “que consume muchísimos recursos y puede permitir la mejor comprensión del mecanismo de otros tipos de cefalea frecuentes e invalidantes”.
Referencia: García-Azorín, D., Aparicio-Cordero, L., Talavera, B., Johnson, A., Schytz, H. W., & Guerrero-Peral, Á. L. (2020). Clinical characterization of delayed alcohol-induced headache: A study of 1,108 participants. Neurology, 95(15), e2161-e2169.