Manuel Martínez Morales
No cabe duda que la marcha de universitarios del pasado día 26 fue una muestra de la fortaleza y conciencia que prevalecen en la comunidad universitaria, haciendo evidente la molestia y enojo que existe entre los integrantes de la Universidad Veracruzana hacia el gobierno estatal por el escamoteo de los recursos que por ley a ésta corresponden. Pues este desvío o malversación de fondos que el gobierno hace de estos recursos afecta el desarrollo de las actividades sustantivas de nuestra casa de estudios y pone en riesgo el futuro inmediato de la universidad.
También creo que nuestra comunidad está aprendiendo que es posible auto organizarnos para llevar a cabo acciones colectivas, en forma ordenada y eficaz, sin necesidad de esperar el llamado y conducción de líderes oficiosos.
Pero volviendo al tema central de las demandas enarboladas en la manifestación, destacan esencialmente las siguientes:
- Pago inmediato a la universidad del adeudo por más de dos mil millones de pesos.
- No al ilegal recorte al presupuesto universitario.
- Pago puntual del presupuesto que por ley corresponde a la Universidad.
- Dar marcha atrás a la retorcida reforma de la Ley del IPE, pues se obligaría a la universidad a un desembolso no contemplado que agravaría su situación financiera.
- Autonomía financiera a la Universidad Veracruzana, otorgándole el 5 por ciento del presupuesto estatal.
De lo expresado durante la manifestación, realizada en las cinco regiones de la UV, es claro y patente que los estudiantes, académicos, funcionarios y trabajadores de todo tipo tienen perfectamente claro cuales son las afectaciones, en su quehacer universitario cotidiano, provocadas por la difícil situación financiera en que el gobierno estatal ha colocado a la UV.
La forma como la colectividad universitaria enfrenta esta situación es con el ejercicio de la fuerza de la razón, pues por su naturaleza en la universidad se cultiva el conocimiento y se enseñan y aplican los métodos que permiten alcanzar la verdad. Es nuestra la capacidad de reflexionar racionalmente, en el sentido que señalaba Hegel: pasar del fenómeno a la esencia o, en palabras sencillas, pasar de la apariencia a la verdad, descubrir –como decía César Augusto Sandino- la razón profunda de las cosas.
Con el ánimo de acercarse a dicho entendimiento, Javier Sicilia afirma que desde su apertura en México, en 1551, la universidad ha sido una de las fuentes fundamentales del pensamiento y, en consecuencia, de la vida política y social. Por desgracia, añade el propio Sicilia, desde finales del siglo pasado, los intereses del mercado y de la globalización la han ido encerrando en núcleos especializados que la alejan de esa tarea. De ahí el empeño cada vez más brutal de los gobiernos –como el que en el presente padecemos los veracruzanos- por destruir las universidades públicas y obligarlas –mediante la asfixia financiera traducida en el escamoteo o robo descarado del presupuesto universitario y los recortes presupuestales- a convertirse en servidoras y reproductoras de un sistema profundamente deshumanizado.
Y cuando una universidad pública -como la Universidad Veracruzana que cultiva en un ambiente de libertad de cátedra e investigación tanto las ciencias como las humanidades, las artes y la difusión de la cultura y el conocimiento- se aleja aunque sea un poco de estos límites, los mandones se irritan pues quisieran que las instituciones públicas de educación superior fueran simples cajas de resonancia de sus facciosos y corruptos intereses, sometidas a éstos en silencio.
Pero en la universidad cultivamos la reflexión crítica, sobre todo mediante la investigación científica, que tiene como objetivo descubrir la verdad y, asociándola a la verdad moral, también es nuestra función socializarla para contribuir al bienestar colectivo. Consecuentes con este fin de la investigación científica –actividad sustantiva central de la universidad- es que no podemos aceptar que se nos de atole con el dedo; que la respuesta del gobierno estatal sea como si estuviera dirigida a un puñado de ignorantes a quienes fácilmente se puede engañar dando gato por liebre.
Es por ello que la negociación con el gobierno está agotada, pues ya no hay nada que negociar; cuando en su momento se creyó que se procedía de buena fe, se aceptaron las repetidas promesas de la “calendarización” de los pagos y la regularización en la entrega de recursos a la universidad. Pasaron los meses y nada de esto se ha cumplido. En resumen, el gobierno ha mentido e intentado engañar a la comunidad repetidas veces.
Así que llegó el momento de exigir sencillamente que se cumpla con la ley, nada de solicitar atentamente al señor gobernador que por favor nos atienda, si de lo que se trata es de que cumpla con su obligación –como protestó hacerlo- de cumplir y de hacer cumplir las leyes, rematando con aquello de que si no fuera así que el pueblo se lo demande. Y ese tiempo ha llegado: demandamos que el gobernador cumpla con su obligación y deje sus intentos de continuar con el engaño y la simulación.
Resulta otra burla el que, ante la creciente exigencia de la comunidad universitaria para que entregue los recursos que por ley corresponden a la UV, ahora se pretenda engañar a la opinión pública enviando una tendenciosa iniciativa de ley al Congreso estatal para que la Universidad alcance su autonomía financiera otorgando el 3 % del presupuesto estatal.
Nada de eso debemos aceptar, pues como bien se expresa en una de las consignas coreadas durante la marcha:
Las transas que encubren, ¡La ciencia las descubre!
Es así como nuestro distinguido compañero, comprometido con la defensa de la Universidad Veracruzana, el doctor Hilario Barcelata, haciendo uso de su conocimiento y de la precisa información de que dispone, denuncia la mezquindad del gobernador de Veracruz. Pues, afirma Barcelata, su propuesta de darle autonomía presupuestaria a la UV con el 3% del presupuesto total del gobierno no sirve para nada, no representa ninguna mejora y por el contrario representa una reducción presupuestal y una trampa mortal para la universidad ya que la condenaría a tener permanentemente un presupuesto miserable.
Veamos, continúa el maestro: actualmente el presupuesto de la UV representa el 2.3% del total del presupuesto del gobierno, el incremento que ofrece el gobernador es al 3% es decir apenas un 0.7% lo que significa un incremento de 663 millones de pesos (mdp). Ese incremento apenas alcanza para recuperar los 249.8 millones en que se redujo el presupuesto de la UV este año, y para pagar los 400 mdp de las pensiones que ahora tiene la universidad la obligación de pagar debido a la reforma a la ley del IPE. Estas dos cantidades suman un total de 650 mdp, por lo que el incremento real del presupuesto con esta propuesta sería de apenas 13 mdp, es decir, nada. Además si consideramos la urgente necesidad de eliminar las cuotas que pagan los estudiantes (y que muchos de ellos no pueden pagar) se requieren 180 mdp adicionales, para lo cual no alcanzaría con esta mísera propuesta. Continuando con su análisis, el maestro concluye que es necesario asignar no menos del 5 % del presupuesto estatal para que la UV disponga de recursos suficientes para el cumplimiento de sus funciones.
Ante esto, el gobernador con su conocido cinismo y saña burlesca hacia la universidad, hace público un documento, fechado el 25 de febrero, dirigido a la rectora de nuestra universidad en cual no hace otra cosa que reconocer, en lenguaje enredado y demagógico, lo que el profesor Barcelata hace claro y preciso en su análisis, sin reconocer en parte alguna del documento el adeudo que por más de 2 mil millones de pesos tiene el gobierno estatal con la universidad. Sólo se refiere a los 452 millones provenientes del gobierno federal, ilegalmente retenidos o jineteados por el gobierno estatal. Y de cualquier modo no se compromete a nada pues emplea siempre el caso condicional: “El Gobierno del Estado de Veracruz analizará, en términos de ley y de conformidad a la normatividad aplicable, la factibilidad de pago de $452,326,659.23 de recursos federales. En el caso de que sea procedente el pago, le instruí al Secretario de Finanzas y Planeación acordar con la autoridad de esa casa de estudios que usted designe, un calendario de pagos….” ¡Uta! La misma gata, nomás que ya muy revolcada.
Conociendo las claras cuentas que Barcelata ha hecho públicas no es posible, para los universitarios, aceptar la “generosa” propuesta del gobernador, so pena de pecar de inocentes a quienes siguen dando atole con el dedo.
Fue por eso que durante la marcha se corearon consignas llamando al fortalecimiento de la educación superior, antídoto eficaz contra los intentos de engaño de los ladrones.
¡UN PUEBLO EDUCADO, JAMÁS SERÁ ENGAÑADO!
¡ EDUCACIÓN SUPERIOR, PARA UN FUTURO MEJOR!
¡GOBIERNO RATERO, DEVUELVE YA EL DINERO!