El crecimiento económico de México está ligado a la capacidad de satisfacer las necesidades energéticas del país, que son básicamente trasporte, industria, uso residencial y agropecuario, coincidieron expertos en la mesa redonda que organiza el programa Hacia dónde va la ciencia, a cargo de la Academia Mexicana de Ciencias, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y el Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia, que busca contribuir a la planeación de las actividades de investigación en ciencia básica, ciencia aplicada, desarrollo tecnológico e innovación que se lleven a cabo a nivel nacional, estatal y regional.
En esta ocasión se abordó el tema del uso de las energías renovables y su potencial en el país, el doctor Edgar Santoyo del Instituto de Energías Renovables (IER) de la UNAM y especialista en el desarrollo de energía geotérmica (que tiene que ver con el aprovechamiento de la energía que emite la Tierra, en especial la roca seca caliente), comentó que México se encuentra en el cuarto lugar a nivel mundial en su uso y todavía se puede incrementar, con la ventaja de ser sistemas que operan practicamente los 365 días del año.
Por su parte, el doctor Aarón Sánchez, investigador del IER, habló de la energía que se puede obtener del Sol, una fuente inagotable, limpia y gratuita, que puede ser usada en regiones apartadas del país y carentes de acceso a otras fuentes de energía. México se sitúa en un lugar privilegiado en este rubro pues tres cuartas partes del territorio nacional son zonas con una insolación media de 5 kilovatios por hora, por metro cuadrado, por lo que su mercado puede ser gigantesco. España y Alemania son potencias en el desarrollo de esta energía, pues a diferencia de nuestro país, no cuentan con petróleo para satisfacer sus necesidades energéticas, dijo.
En México, el uso eficiente de la energía en edificaciones es un área poco desarrollada, de acuerdo con Guadalupe Huelsz, quien señaló que el diseño bioclimático debería ser una materia obligatoria en la carrera de arquitectura, pues carecemos de los recursos humanos y de conocimientos para aplicarlo en las construcciones, aun cuando hay áreas de oportunidad en la materia como la creación de materiales envolventes, acabados para techos y muros con nuevos materiales.
Omar Masera, del Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM y miembro del equipo del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, que fue galardonado con el premio Nobel de la Paz en 2007, abordó el tema del uso de la bioenergía producida a partir de materia orgánica, como el cultivo de la caña de azúcar, el metano producido por fermentación de residuos orgánicos o la quema de leña.
En México, 25 millones de personas cocinan en fogones de leña, una fuente de energía muy útil y compatible con el ciclo del carbón; según reportó Masera, quien habló además del proyecto Patsari que se ha aplicado en diversas regiones del país y consiste en estufas de leña eficientes para su uso en entornos rurales, se han desarrollado 300 mil estufas y la meta es llegar a 600 mil en todo el país.
El uso de fuentes de energía alternativas es mínimo frente al papel que juegan los hidrocarburos derivados del petróleo, por lo que el reto será diversificar e identificar en cuál región del país es óptimo el uso de cada una de éstas, coincidieron los investigadores durante la mesa redonda, que fue moderada por Julia Tagüeña, directora del IER.
El proyecto Hacia dónde va la ciencia busca influir en la agenda de políticas públicas del gobierno federal. Las energías renovables forman parte de 10 temas identificados y considerados prioritarios desde las perspectivas académica, sectorial y tecnológica, que se discutirán periódicamente en mesas redondas conformadas por expertos en la materia. Los resultados de estas discusiones se enviarán al jefe del Poder Ejecutivo y a su gabinete.