Cuando estamos aburridos, hasta el paso de una mosca puede alegrarnos el día, y a veces nuestras mascotas parecen sufrir de lo mismo, porque sólo se dedican a dar vueltas en su jaula, duermen o se echan. Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Guelph, Cánada, demostró que los animales en cautiverio muestran señales de aburrimiento.
Los resultados de la investigación fueron publicados en el journal PLoS ONE y sus autores esperan que el estudio cree una conciencia diferente acerca de la vida en cautiverio de los animales y favorezca el diseño de mejores hábitats para ellos.
“Las ideas sobre la forma de evaluar el aburrimiento animal científicamente se ha planteado antes, pero esta es la primera vez que alguien lo ha hecho”, dijo Rebecca Meagher, investigadora de posdoctorado y autor líder del estudio.
Según los investigadores, es bien sabido que la vida en las cárceles, ambientes asfixiantes o rutinas que no dan la libertad suficientes a los individuos, provoca aburrimiento en los humanos, especialmente, se ha reportado que entre los presos siempre hay una gran motivación por buscar algo de estimulación, es decir, que están alertas para encontrar algo qué hacer.
“Como no podemos basar nuestras investigaciones en la declaración de los animales, nuestra investigación se basa en la observación de su conducta, la cual se respalda por estudios bien establecidos de conducta animal”, dijo la profesora Georgia Mason, que maneja el Departamento de Ciencias Animales de la Universidad de Guelph.
Los investigadores estudiaron la conducta de animales en cautiverio, especialmente los mink, los cuales fueron colocados en jaulas sin ningún estímulo y en jaulas con alimento, comida y juguetes. La mitad de los animales, colocados en las jaulas vacías mostraban ansiedad y una constante búsqueda por estímulos, hasta que finalmente, al no encontrar otra cosa qué hacer, se tumbaban en el piso. Asimismo, se observó que al presentarles estímulos negativos como los guantes de hule que se usan para manejarlos, los animales se interesaban por ellos, cosa que no sucede normalmente.
La otra mitad de los animales de estudio, que fueron colocados en jaulas con alimento, agua para bañarse, diversos pasajes, ruedas para correr, torres para escalar y objetos para masticar se mostraban más tranquilos, activos, alertas y se encargaban de recorrer y acercarse a todos los estímulos que se les presentaron, para finalmente dormir, a diferencia de los animales en jaulas desnudas, los cuales se echan por un largo periodo sin dormir.
Entre aquellos que pasaron la mayor parte de los tiempos despiertos pero inmóviles se observó el mayor interés en los estímulos nuevos. “No sabemos si los mink u otros animales realmente se sienten aburridos de la misma manera que los humanos, sin embargo, pudimos observar que cuando tienen poco qué hacer, al igual que los humanos que se aburren, se muestran apáticos, y, si se les da la oportunidad, buscan ansiosamente cualquier forma de estimulación”, dijo Meagher.
Según los investigadores, estos estudios, son un paso importante para entender qué sucede con los animales en cautiverio y buscar mejores soluciones para asegurar su sobrevivencia, ya que es sabido que muchas especies salvajes no sobreviven en el encierro a pesar de contar con atención médica, un hábitat asegurado en contra de otros depredadores y alimento asegurado.
Meagher y Mason esperan que los resultados favorezcan otras investigaciones, incluidas aquellas que estudian a animales con mayor inteligencia, como los primates y pericos, los cuales son particularmente más susceptibles a mostrar la conducta típica del aburrimiento.
Referencias:
Rebecca K. Meagher, Georgia J. Mason. “Environmental Enrichment Reduces Signs of Boredom in Caged Mink”. PLoS ONE.