Protegido por diques y medio hundido en el mar, un templo budista tailandés hace frente a la erosión marítima provocada por la tala de los manglares y el aumento del nivel del mar a causa del cambio climático.
Una pasarela de casi dos metros de ancho es el único acceso a Khun Samut Trawat, situado en la costa del Golfo de Tailandia y a unos 30 kilómetros al suroeste de Bangkok.
«Allí estaba la escuela», señala Phuaron Buaporai, un aldeano local, mientras apunta a una solitaria bandera tailandesa ondeando en medio del mar unos metros delante del santuario budista.
Tailandia ha perdido unas 12.000 hectáreas de costa en las últimas tres décadas debido a la erosión del mar y el caso más extremo se encuentra en la aldea Ban Khun Samut Chin, donde se ubica este templo, en la provincia de Samut Prakan.
El agua ha engullido más de un kilómetro de tierra, incluidas antiguos campos de cultivo, piscifactorías, viviendas y la escuela.
«Hemos dado por perdidas esas tierras. Ahora tratamos de proteger lo que nos queda con vallas de bambú y plantando mas manglares», dice Phuaron, de 45 años.
La crecida del mar se debe a diversas causas, todas ellas relacionadas con la acción del hombre, como la extracción de agua del subsuelo, lo que acelera el hundimiento natural de las fincas.
Innumerables piscifactorías dedicadas a la cría de gambas y otros moluscos han reemplazado los bosques de manglares que servían de freno natural al embiste de las olas.
«No tenemos a donde ir»
En una desordenada habitación llena de planos y mapas, Samong, de 59 años, muestra una foto en la que aparece ella en su juventud en unos terrenos donde hoy sólo hay mar.
«No tenemos a dónde ir. Algunos tratan de marcharse pero la falta de formación no les permite encontrar trabajo y tienen que volver», lamenta Samong.
El único alivio estos años ha sido el aumento del turismo debido al reclamo del «templo hundido».
Según el profesor Thanawat Jarupongsakul, del Departamento de Geología de la Universidad de Chulalongkorn en Bangkok, la solución a la erosión es la construcción de una barrera con pilares de cemento en zigzag.
«Necesitamos 80 millones de bat (unos 2,2 millones de dólares o 2 millones de euros) por cada kilómetro de barrera, pero no tenemos financiación», precisa Thanawat.
EFE