Luego de ser galardonada con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2012, en el campo de Artes y Tradiciones Populares, la comunidad de músicos tradicionales formada por las familias Vega-Utrera, que ha mantenido por seis generaciones una de las expresiones musicales más importantes de la región: el son y fandango comunitario, recibirá este viernes 1 de febrero otro reconocimiento por parte del gobierno de Veracruz.
Se trata de un reconocimiento que entregará a la comunidad, originaria de la región del Sotavento, el maestro Alejandro Mariano Pérez, titular del Instituto Veracruzano de Cultura (Ivec), acompañado de la antropóloga Amparo Sevilla, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), organismo que propuso la candidatura de la “Comunidad de Músicos Tradicionales formada por las familias Vega-Utrera”, para ser reconocida en noviembre de 2012, con dicho galardón que otorga el gobierno federal.
La Casa de Cultura de Tlacotalpan, Veracruz, será sede de la ceremonia en la que se reconocerá una vez más a las dos familias de músicos, bailadores, versadores y lauderos, procedentes de Boca de San Miguel, Tlacotalpan; y Hato, Santiago Tuxtla, cuyos representantes participarán en una mesa redonda en la que darán testimonio de su experiencia y conocimientos sobre la música jarocha, que será moderada por Gilberto Gutiérrez, director del Grupo Mono Blanco.
En este encuentro, la maestra Amparo Sevilla, directora de Fomento a la Investigación de la Coordinación Nacional de Antropología (CNA) del INAH, se referirá al trabajo desarrollado por el Instituto, desde el momento en que surgió la iniciativa hasta la elaboración de la carpeta y la gestión de la candidatura para que los músicos fueran reconocidos con la máxima presea nacional.
“La carpeta se hizo a través de la CNA y a esta candidatura se sumaron el Ivec, la Fundación Alfredo Harp Helú y la Red Nacional de Intérpretes y Promotores de la Música Tradicional Mexicana AC, que cuenta con la asesoría académica de la Coordinación Nacional de Antropología del INAH”, detalló.
La antropóloga Amparo Sevilla destacó que es estimulante que la calidad artística de estas dos familias sea valorada y se reconozca a las comunidades como depositarias de estos conocimientos musicales de larga tradición. “Para el INAH es importante promover la valoración social de la diversidad musical que tiene México, y con ello la conservación del patrimonio intangible”.
La comunidad de músicos tradicionales está integrada por 99 miembros que pertenecen a seis generaciones herederas de esta tradición, de los cuales 12 ya fallecieron pero siguen considerándose parte importante de este colectivo.
Las familias están encabezadas por Andrés Vega Delfín y Esteban Utrera Lucho, este último fallecido el 24 de octubre pasado. Ambos son considerados pilares del resurgimiento del son, luego de que continuaron la tradición a pesar de que en los años 50 comenzó a perderse.
De acuerdo con la antropóloga Amparo Sevilla, hasta mediados del siglo pasado los núcleos familiares tuvieron un papel fundamental en la transmisión de los saberes, y permitieron el desarrollo de todos los oficios de las artes populares, pero en la actualidad son escasas las familias que siguen cumpliendo esa labor.
Dos de ellas, dijo, son los Vega y los Utrera, cuyos músicos, cantantes, versadores, bailadores y lauderos son los más destacados del Sotavento, por su tiempo de existencia, número de miembros y calidad interpretativa.
La investigadora del INAH destacó que Vega Delfín y Utrera Lucho, además de intérpretes sobresalientes de guitarras de son, han sido formadores de nuevas generaciones de músicos; el primero continúa entregado a su tierra como guardián del fandango comunitario.
Explicó que durante los años difíciles de la tradición, entre los años 50 y 70 del siglo pasado, cuando la sociedad le dio la espalda a la fiesta tradicional del fandango, ambos músicos se mantuvieron arraigados en su comunidad resguardando su patrimonio cultural, al mismo tiempo que desarrollaron varias actividades paralelas.
Andrés Vega Delfín nació el 24 marzo de 1931, y gracias a su oído privilegiado aprendió la jarana de su padre y otros músicos, años después se convirtió en guitarrero de son y por varias décadas amenizó los fandangos de la región.
Con la llegada de las nuevas modas musicales de mediados del siglo XX, la sociedad jarocha abandonó su tradición, sin embargo don Andrés “resistió la tentación” de irse a tocar a otras ciudades donde la música se comercializaba. Cabe recordar que su trayectoria motivó que en 2007, el Gobierno del Estado de Veracruz creara una medalla que lleva su nombre para reconocer a los músicos tradicionales de la región, la cual se entrega anualmente durante la fiesta de la Candelaria, en Tlacotalpan.
Por su parte, Esteban Utrera (1920-2012), a los seis años de edad aprendió a tocar con su padre y su abuelo, y en su juventud fue un reconocido bailador de fandangos. Se distinguió en la ejecución de guitarra de son y requinto, hasta llegar a ser uno de los viejos guitarreros mas reconocidos de la región. En 2009 recibió la “Medalla Andrés Vega Delfín”.
Andrés Vega es integrante del grupo Mono Blanco y Esteban Utrera pertenecía a Los Utrera. Descendientes de ambos también integran grupos reconocidos como Los Vega, Son de Madera, Los Cojolites, Caña Dulce-Caña Brava y Son del Hato.