Redacción Internacional, 21 may (EFE).- El contacto con elementos medioambientales tóxicos puede influir en la respuesta de futuras generaciones al estrés y causar desórdenes de conducta, según un estudio realizado en EEUU con ratones.
Los investigadores, de las universidades del estado de Washington y de Texas en Austin, comprobaron que una sola exposición de ratones hembra gestantes a un fungicida utilizado en frutas y verduras, la vinclozolina, tenía consecuencias sobre la conducta de la tercera generación de sus descendientes, pese a haber sido engendrados y criados libres de este tóxico.
Según los resultados de su estudio, publicado hoy en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), estos roedores se mostraron más sensibles a las situaciones de estrés y experimentaron una ansiedad mayor que los descendientes de ratonas que no estuvieron en contacto con el fungicida.
«En la actualidad estamos en la tercera generación humana desde el comienzo de la revolución química, desde que los humanos han estado expuestos a este tipo de toxinas», señaló uno de los autores principales, David Crews, quien afirmó que el estudio es «el modelo animal» de esta situación.
Hasta ahora se desconocía que la respuesta al estrés pudiera depender de los factores medioambientales de los antepasados.
Pero los mismos investigadores ya habían demostrado anteriormente que la vinclozolina puede afectar a los genes.
Según el estudio, la socialización del individuo y los niveles de ansiedad con los que reacciona ante el estrés están condicionados no sólo por los acontecimientos de su vida sino también por la herencia ancestral epigenética (la acción del estilo de vida sobre los genes).
«No hay duda de que asistimos a un aumento real de problemas mentales como el autismo y el trastorno bipolar», declaró Crews, quien opinó que esto se debe no sólo a que vivimos en un mundo más frenético, sino también a que reaccionamos de un modo diferente por el efecto de los factores medioambientales.
En su estudio, los investigadores también observaron que los ratones cuyos antepasados estuvieron expuestos a la vinclozolina tendían a ser más gruesos y a tener niveles más altos de testosterona que sus congéneres.
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