Mariana Yampolsky Urbach, fotógrafa de lo mexicano durante la segunda mitad del siglo XX, fue hija de padre ruso y madre alemana, nacida en Chicago, Illinois, el 6 de septiembre de 1925, y convertida en mexicana en enero de 1958, cuando adquirió la nacionalidad.
Niña talentosa, muy pronto tocó el violín. Su padre, Oscar, era pintor. Su madre, Hedwig, que siempre fue una mujer curiosa, leía mucho.
Su tío materno, Franz Boas, fue uno de los primeros intelectuales importantes en manifestarse contra el fascismo. La atmósfera de su casa era culta.
Cursó la licenciatura en Ciencias Sociales, en la Universidad de Chicago, de 1941 a 1944. Ahí descubrió México, durante una conferencia sobre el Taller de Gráfica Popular.
Al siguiente año de terminar la carrera, en 1945, cuatro meses después de que falleció su padre, se trasladó a México, donde ingresó a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda” y ese mismo año inicio su carrera como grabadora, la cual mantuvo hasta mediados de 1960.
“Grabar al lado de Leopoldo Méndez, Pablo O’Higgins, Alfredo Zalce, Alberto Beltrán le hizo conocer los valores del blanco y negro y sobre todo la paciencia.
Mariana grabó muchas protestas antifascistas a lo largo de sus años en el Taller de Gráfica Popular”, apunta Elena Poniatowska en “La profunda mexicanidad de Mariana Yampolsky”.
En 1948 Mariana Yampolsky comenzó a experimentar con la fotografía, como una forma de llevar un registro personal durante diversos viajes que realizó por México.
Su aprendizaje del arte fotográfico lo realizó con Lola Álvarez Bravo en la Academia de San Carlos.
«Con Alberto Beltrán fui caminando hacia el sur hasta la Costa Chica en Oaxaca. Hicimos cuatro días a pie. Dormíamos donde se podía.
En algunos pueblos había que pedir que nos permitieran entrar a pasar la noche y dormir en el piso.
La gente muy cariñosa y dispuesta -tal vez por vernos jóvenes, yo con mi cámara- nos abría la puerta de su casa y nos daba de comer.
La forma tan generosa de los campesinos de recibirnos influyó en mi actitud hacia los demás seres humanos», recupera sus palabra Elena Poniatowska.
Sus fotografías fueron de fiestas, ceremonias religiosas, mercados, plantíos de maíz, telares, textiles, cerámica, casas de paja, de adobe, de varas, de pencas de maguey, casas de tierra y lodo, la vida cotidiana de artesanos y labriegos, el arduo quehacer de los menos privilegiados.
Para 1960 monta su primera exposición, “Imágenes del medio Oriente”, en la Galería José maría Velasco, de la Ciudad de México.
Otras de sus muestras fotográficas individuales fueron “Mariana Yampolsky, fotógrafa” (1983), en la Galería Cannon, de Milán, Italia; “La mujer mazahua” (1988), en el Museo de Arte Moderno y la retrospectiva “Mariana Yampolsky, imagen-memoria” (1998), en el Centro de la Imagen.
Tanto la Universidad de Texas como la Library of Congress de Estados Unidos quisieron comprar su obra y varias veces llegaron para revisar sus archivos. Mariana Yampolsky siempre se negó a vender: “Soy mexicana y no quiero que salga de México”, explicaba.
Uno de sus trabajos más destacados fue con los mazahuas que se encuentran en la parte de Michoacán que colinda con Querétaro, la comunidad de San Felipe. El texto que se encuentra en el libro titulado “Mazahua”, muestra una serie de conversaciones que Yampolsky tuvo con una familia durante su convivencia en este poblado. Era una familia numerosa, en la misma casa vivían juntos abuelos, hijos y nietos. La mayoría de los hombres, nietos y nietas emigraron a la ciudad olvidándose de sus costumbres, su lengua y hasta parte de su cultura.
Fue galardonada y reconocida por sus aportaciones al arte y a la cultura mexicanos por el Sistema Nacional de Creadores de Cultura y con el premio Miguel Othón de Mendizábal por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (2000).
Asimismo, dedicó muchos años a la edición de libros de texto, a niveles de primaria y secundaria, y a la de más de 18 títulos sobre diversos aspectos de la cultura y el arte.
De 1962 a 1965 colaboró en el Fondo Editorial de la Plástica Mexicana junto con Leopoldo Méndez, en la edición de libros sobre la obra de José Guadalupe Posada, el muralismo mexicano y el arte popular. Incluso su primer libro fue sobre arte popular mexicano, “Lo efímero y lo eterno del arte popular mexicano”.
Yampolsky fue la primera mujer en formar parte del Comité Ejecutivo del Taller de Gráfica Popular (TGP), grupo que creó y promovió arte para las masas, defendiendo los intereses progresistas y democráticos del pueblo mexicano, por medio de arte al alcance de todos.
Su obra fotográfica ha sido difundida en alrededor de 15 libros, más de 50 exposiciones individuales y aproximadamente 150 colectivas; además es parte de colecciones internacionales, públicas y privadas.
El 3 de mayo de 2002, la destacada fotógrafa Mariana Yampolsky murió a los 76 años de edad.
“Mariana nació en Estados Unidos pero le enfermaba que la consideraran gringa porque amó a México como sólo los conversos suelen amar a Dios.
Nacionalizada mexicana, regresó poco y de mala gana a Estados Unidos y eso sólo cuando tenía que presentarse personalmente en alguna de sus múltiples exposiciones”, también relata Poniatowska.