Alrededor de 40 millones de mexicanos (lo que representa el 31.5% de los 127 millones de personas que se calcularon a principios del 2016) sufren algún tipo de trastorno del sueño, lo que ha derivado en el aumento de otros padecimientos de salud y la pérdida de la calidad de vida, por lo que es importante generar más especialistas y desarrollo tecnológico en México para atender estas problemáticas, aseguró el director del Instituto Mexicano de Medicina Integral de Sueño (IMMIS), Reyes Haro Valencia.
Señaló que dentro de los trastornos del sueño más comunes están las pesadillas, el insomnio, el sonambulismo, la parasomnia y el síndrome de apnea/hipopnea obstructiva del sueño (SAHOS), que tiene más presencia en la población provocado por la caída del tono muscular que obstruye el paso del aire al nivel de la garganta lo que genera ronquidos.
“Si no se detiene a tiempo el SAHOS, puede generar un crecimiento anormal en los tejidos de la orofaringe, que se hacen más anchos y se caen cuando la persona entra en un estado de relajación, lo que provoca una obstrucción en el paso del aire en la zona más acústica de nuestro cuerpo, generando los ronquidos. Se empieza roncando leve, pero va avanzando hasta que se produce la apnea, que es cuando la persona deja de respirar por completo y necesita despertar súbitamente para volver a tomar aire”, explicó.
Haro Valencia advirtió que estas apneas producen hipoxemia que está directamente relacionada con un estrés fisiológico que, dijo, está relacionado con otros padecimientos.
“El estrés fisiológico intenso se manifiesta en una mayor actividad cerebral y desbalances en el ritmo cardiaco, lo que está relacionado con padecimientos como hipertensión. Un paciente roncador con problemas de colesterol, triglicéridos, ácido úrico, glucosa, tiene que ver con este estrés que ocurre todas las noches y el riesgo de un problema cardiaco, infartos cerebrovasculares o embolias se va incrementando conforme el ronquido aumenta en intensidad. Además, quien duerme mal no produce suficiente leptina y grelina lo que deriva en problemas de peso asociados con el mal dormir”, abundó.
¡Me falta aire! De acuerdo con la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM, el trastorno más común es el síndrome de apnea/hipopnea obstructiva del sueño (SAHOS), que se caracteriza por episodios repetidos de obstrucción, completa en el caso de las apneas y parcial en el caso de las hipopneas, al flujo aéreo en la vía aérea alta. |
El director del IMMIS informó que, a pesar de su impacto en la población, prevalencia y epidemiología, hay pocas instituciones y centros de salud que estudian y atienden los trastornos del sueño que ya se clasifican como un problema de salud pública.
“Son pocas las instituciones que están haciendo estudios del sueño, como el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, el Instituto de Neurobiología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Nacional de Psiquiatría, la Clínica del Sueño de la UNAM y otras, como la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y recientemente la Universidad Panamericana que, tanto en psicología como en medicina, es la primera universidad que imparte una materia de sueño”, puntualizó.
Reyes Haro Valencia explicó también que en México existe una carencia de especialistas, tanto en el tratamiento como en el desarrollo de tecnología, para atender los trastornos del sueño, lo que, aseguró, abre la posibilidad para estudiantes e investigadores de que aporten soluciones respecto a esta problemática de salud.
“El tratamiento más efectivo para el SAHOS es una mascarilla de presión positiva continua en la vía aérea conocida como CPAP (por sus siglas en inglés), que no es más que una compresora de uso médico que jala el aire ambiental con una presión de cuatro centímetros de agua, con la que el paciente deja de roncar y respira muy bien cuando duerme. El problema es que estos dispositivos son muy caros porque son importados, por lo que estamos impulsando a que haya investigadores o estudiantes que desarrollen prototipos mexicanos que pudieran resultar más económicos, además de especialistas en los trastornos de sueño que atiendan esta problemática, que está presente en tres cuartas partes de la población en México”, finalizó.
Dr. Reyes Haro Valencia |