El médico familiar es una figura central en la detección y atención de pacientes con alcoholismo, enfatizó Jorge Sánchez Mejorada, profesor-investigador de la Maestría en Prevención Integral del Consumo de Drogas de la Universidad Veracruzana (UV), al impartir la ponencia “Detención y consejería en el trastorno por consumo de alcohol. Papel del médico familiar”.
El evento formó parte de la 1ª Jornada Médica de Residentes de Medicina Familiar “Síndrome Metabólico”, realizada por la Universidad Veracruzana.
Sánchez Mejorada destacó que en el país el 30 por ciento de la población tiene hábitos de consumo abusivo del alcohol, por lo que los problemas relacionados con la adicción al mismo están a la orden del día.
De acuerdo a estudios realizados, si una persona consume 100 bebidas alcohólicas o más por semana, tiene mayor riesgo de desarrollar síndrome metabólico, entre otros padecimientos.
“Se estima que en las familias donde existen problemas relacionados con el alcohol, desde que éstos surgen hasta que piden ayuda, pueden pasar de cinco a 10 años”, añadió.
De tal manera que el médico familiar juega un papel preponderante dentro del sistema de salud, ya que puede diagnosticar de manera oportuna, orientar y remitir pacientes a ámbitos especializados, darle seguimiento a su condición, especialmente cuando se trata de adicciones como el alcoholismo.
Asimismo, “la información que la familia pueda proporcionar será muy importante para el médico a fin de elegir el tratamiento adecuado para atender al paciente”.
El alcoholismo, definido por la Sociedad Americana de Medicina de la Adicción (ASAM, por sus siglas en inglés: American Society of Addiction Medicine), es una enfermedad primaria y crónica, con factores genéticos, psicosociales y ambientales. Además de ser progresiva, se caracteriza por pérdida del control; preocupación por la droga (la persona planea dónde, cuándo, a qué hora, con quién consumirá alcohol); distorsiones en el pensamiento, principalmente la negación, entre otras, enumeró Sánchez Mejorada.
Para diagnosticar el alcoholismo, recomendó que el médico familiar cuente con una guía. La primera herramienta a usar es el test CAGE, el cual puede aplicarse en un minuto y la pregunta fundamental es: ¿Usted acostumbra a tomar bebidas alcohólicas? Si la respuesta es positiva, entonces deberán implementarse diferentes pruebas hasta llegar al Manual del DSM 5, el cual plantea el trastorno por consumo de alcohol o cualquier otra sustancia adictiva.
Dicho manual, detalló, divide la adicción por su gravedad en leve, moderada y severa. “Nos da una serie de ítems y en función del número de respuestas positivas se podrá catalogar”.
Otro instrumento importante, indicó, es la entrevista motivacional, que consiste en una terapia para abordar las ambivalencias al cambio que tiene la persona adicta a sustancias, en este caso al alcohol. A los pacientes les ayudará a tomar mejores decisiones para él y para los demás.
Finalmente, expuso los criterios para ser un bebedor responsable: ser mayor de 18 años de edad; ceder las llaves del auto cuando se sienta mareado; consumir moderada y lentamente; beber para celebrar; no dejarse presionar por el grupo; dejar de tomar cuando detecte los primeros signos de lentitud; mientras bebe, consumir alimentos o alternar otras bebidas no alcohólicas, entre otros.