Forma parte de un equipo científico-empresarial que crea películas de celulosa o de alguna fuente vegetal que evitan la fermentación y reduce su deterioro mientras se transporta hacia los supermercados.
Con el objetivo de evitar el deterioro de la fruta de hueso (duraznos, nectarinas, cereza, paraguayos o platerinas y chabacano) ocasionado por la maduración, el equipo científico al que pertenece el mexicano Javier Arizmendi Ruíz trabaja en el diseño de una serie de embalajes inteligentes con películas microperforadas de polímeros que permitan controlar su respiración y metabolismo.
“Después de cortar la fruta, ésta continua con sus funciones metabólicas, como la digestión de sus propios nutrientes, respiración (intercambio del bióxido de carbono por oxígeno) y transpiración. Al implementar estos embalajes inteligentes se evita la fermentación y reduce su deterioro mientras se transporta hacia los supermercados”, explica el ingeniero agropecuario y gerente de la empresa española Zerya.
La compañía agrícola utiliza de materia prima de los embalajes, plásticos y algunas películas de celulosa, hechas de papas o de alguna fuente vegetal, los cuales son sometidos al proceso de polimerización para que se asemeje al papel celofán. Al envolver la fruta con estos materiales se disminuye la tasa metabólica y se frena el proceso de maduración.
Arizmendi Ruíz, quien se especializó en seguridad alimentaria y producción agrícola, explica que estos embalajes inteligentes requieren de microperforaciones específicas con láser para cada fruta. Sin embargo, aún continúan las pruebas para detectar cuál de los materiales empleados para embalaje es más óptimo, con el fin de comercializarlo a la brevedad posible.
Este proyecto, cuenta con la cooperación de la Universidad de Zaragoza, del Parque Científico y Tecnológico Aula Dei, así como de productores de la comunidad española de Aragón, donde cultivan cinco especies de frutas de hueso: duraznos, nectarinas, cereza, paraguayos o platerinas y chabacano, para después utilizar los embalajes inteligentes.
Además de la fase productiva como la post-cosecha se contemplan todas las prácticas agrícolas. Con ese fin, la empresa Zerya trabaja en métodos de fertilización racional que incluyen microorganismos, para disminuir la adición de químicos a la tierra. También se utilizan compostas obtenidas a través de un método de fermentación controlada que garantizan su inocuidad y calidad.
Al adicionar composta y residuos vegetales se crea en el suelo un hábitat favorable para que los propios microorganismos interactúen con la planta y aprovechen los elementos de la tierra como el nitrógeno con el fin de ayudar en su crecimiento y capacidad de resistir ataques de plagas y enfermedades. El reto es obtener una fruta que no contenga residuos de pesticidas ni fertilizantes.
La vía para lograr la meta es emplear el sistema patentado por Zerya y cultivar productos sin residuos de pesticidas, que combina control biológico con productos químicos de bajo impacto ambiental. “Gracias a estas prácticas estamos viendo cómo vuelven a los huertos insectos útiles que devoran o parasitan a las plagas, concluye el ingeniero mexicano.
Arizmendi Ruíz, quien pertenece a la Red de Talentos Mexicanos en el Exterior Capítulo España, detalla que actualmente participan en proyectos de tipo LIFE, los cuales son inversiones que realiza la Unión Europea a través del Comisariado de Medio Ambiente para realizar la investigación.
(Agencia ID)