México tiene grilletes en materia de ciencia y tecnología debido a la escasa inversión que hay en el área y a que de los pocos científicos que se forman en el país una parte considerable se va al extranjero y emplea allá sus conocimientos porque aquí no hay plazas laborales, lamentó Félix Recillas Targa, investigador del Instituto de Fisiología Celular (IFC) y jefe del Departamento de Genética Molecular de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 “Mientras no haya una política clara de invertir dinero en ciencia y tecnología va a ser difícil estar a la vanguardia”, sentenció.

En buena medida, los científicos son responsables de este escenario, pues deberían transmitir a la sociedad y a los políticos la importancia de invertir en ciencia y tecnología, “y a veces no lo hacemos porque no sabemos cómo, ni tenemos el tiempo porque estamos desbordados de trabajo”, admitió.

El destacado científico de la UNAM enfatizó que es necesario tener recursos humanos bien preparados en el extranjero, con ofertas laborales en México, para construir una comunidad científica sólida.

“Pero todo eso es dinero. Yo he graduado 10 estudiantes de doctorado, ocho de ellos están en el extranjero y de esos por lo menos cuatro no regresarán. Entonces el círculo vicioso es que el país invierte dinero, años, esfuerzo para que se queden en el extranjero. Últimamente ocurre eso porque no hay nuevos sitios donde hacer investigación y tampoco hay plazas. Todo eso no favorece que los estudiantes regresen a México y que la mayor parte busque irse al extranjero”, dijo.

Un problema adicional es que en el mundo moderno y poderoso científicamente se está invirtiendo mucho en infraestructura, por ejemplo nuevos secuenciadores de genomas, microscopios muy sofisticados, aparatos que es muy difícil adquirir dado su costo económico, “ahí tenemos una gran desventaja”, apuntó el científico mexicano.

En el mundo los aparatos científicos se renuevan contantemente. “Si aquí en México compramos el gran telescopio, difícilmente lo vamos a poder renovar porque es mucha la inversión”.

Respecto al curso/simposio, Recillas Targa comentó: “Eventos como éste, organizados por el doctor Mario Arteaga de la UV, son importantísimos para el país”.

Citó que la epigenética –un campo muy novedoso que tiene que ver con todo aquello que implica la regulación de la exposición de genes– surgió hace 20 años, pero a México llegó hace 10.

Esta área de la ciencia tiene muchas consecuencias a nivel de biología de desarrollo, incluso de enfermedades como el cáncer o mentales. “Es un área de gran auge en el mundo y nosotros estamos tratando de hacer un esfuerzo, porque llegó tarde a México y en cierta forma un poco fortuito, porque yo nunca quise estudiar epigenética, pero sí estudiaba la estructura de la cromatina –con Gary Felsenfeld en Estados Unidos, que es la referencia mundial sobre el área de estructura de la cromatina– y de ahí se derivó la definición de epigenética”.

Los científicos del país que se dedican a la epigenética buscan conformar institutos o centros de investigación especializados en el tema, para lo cual cada uno prepara estudiantes de diferentes áreas, pero la falta de políticas que favorezcan a la ciencia y la tecnología es uno de los grandes obstáculos, insistió el entrevistado.

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