«Mujer leyendo una carta» es una de las 36 piezas con autoría reconocida del maestro holandés Johannes Vermeer (1632-1675), el artista del «Siglo de Oro» de la pintura holandesa y está considerada ejemplo de la conjugación de la objetividad de los detalles con la subjetividad de las emociones en escenas de la vida cotidiana propia de la pintura de Vermeer, según un comunicado del museo.
Fue pintada en 1663-1664. Mide 46,6 cm de alto y 39,1 cm de ancho. Se conserva en el Rijksmuseum de Ámsterdam, Países Bajos.
Como ocurre con La joven de la perla, la figura solitaria de una mujer permanece en pie, inmersa en sus pensamientos, esta vez en el centro de la composición. Lee una carta y parece completamente absorta en ello.
Esta pintura destaca por la simplicidad de la composición, que elimina la anteriormente obligatoria ventana de plomo a la izquierda. Incluso las sillas y la mesa que rodean a la principal y solitaria figura han perdido su importancia. Sólo el mapa sobre la pared rompe la uniformidad. La paleta de Vermeer se ha hecho muy delicada y sofisticada. Predomina el azul usada de manera amplia en la chaqueta de la mujer.
El primer plano de nuevo gana en énfasis según los preceptos derivados del telescopio invertido. Si no, el espectador se enfrenta solamente con la majestad pura de la figura principal, colocada contra la pared clara, cuya luminosidad está equibrada por el mapa pardusco. En su simplicidad clásica, grandeza y concepto casi abstracto, esta es una de las obras maestras de Vermeer.
«Mujer leyendo una carta» es universal y atemporal, es nuestra embajadora ideal», dijo el director del Rijksmuseum de Amsterdam, Wim Pijbes.
En su conjunto, se trata de una imagen sólidamente construida, que presenta una narrativa visual amplia, bien proyectada, magníficamente atada en su coherencia interior, con todas las contradicciones que encierra y que una buena historia debe contener.