Las personas con diabetes tienden a presentar a lo largo de su vida daños gastrointestinales como el estreñimiento, debido a los altos niveles de glucosa en la sangre que inhiben la función de los músculos y nervios del intestino grueso.
Hasta ahora la terapia más común es el uso de laxantes, sin embargo el Hospital Metodista de Houston está probando una tecnología que por medio de vibraciones aumenta los movimientos naturales del intestino.
Eamonn Quigley, jefe de gastroenterología del Hospital, fue el supervisor de esta alternativa médica cuando la empresa israelí Vibrant y el Centro Médico Sourasky de Tel Aviv estuvieron desarrollando esta píldora que no contiene ningún tipo de medicamento, solamente un diminuto motor y una batería.
El también ex presidente de la Organización Mundial de Gastroenterología, explicó que antes de ingerir la píldora, se debe cronometrar su motor, para que se active al llegar al colon. Cumplido ese periodo el dispositivo se activa y empieza a generar una serie de vibraciones imperceptibles cuyo propósito es estimular al intestino grueso para facilitar la evacuación.
Antes de que el paciente se tome la píldora, se programa el tiempo en el que empezará a activarse. “Nosotros sabemos que para que la píldora llegue a ese punto pasan alrededor de tres horas, desde el momento que se introduce en la boca, recorre todo el tracto digestivo hasta el intestino grueso”
La píldora contiene un diminuta pila y un pequeño motor, que son biodegradables, inocuos, por lo que no causa ningún problema al organismo, incluso como el dispositivo está completamente sellado no existe el riesgo de envenenamiento.
La tecnología con la que se fabricó esta píldora es similar a la de la pillcam (píldora-cámara) que graba video a través del tracto digestivo o de la cápsula inteligente.
La píldora sirve una sola vez, sin embargo la prescripción sugiere que se tome una cada tercer día. Esta tecnología se libera al momento de evacuar y no está contraindicada con ningún medicamento.
Eamonn Quigley comentó que este desarrollo se encuentra en fase de estudios en los hospitales Metodistas de Cleveland, Boston y Houston, además se estiman 18 meses más de pruebas clínicas antes de presentar su aprobación ante la Administración de Alimentos y Medicamentos.