Aunque son agentes infecciosos que han estado presentes a lo largo de la historia del ser humano, el estudio de los virus ha cobrado vital importancia en los últimos años. El cambio climático, la globalización y otros factores humanos han hecho posible la aparición de enfermedades infecciosas emergentes, de las cuales la mayoría tiene una etiología infecciosa viral: zika, dengue, virus del Ébola, son un ejemplo.
Los virus son partículas diminutas, 100 veces más pequeñas que una célula, incapaces de reproducirse sin la presencia de un organismo vivo. Aunque microscópicamente presentan formas distintas, pueden ser redondos y formar estructuras cristalinas, todas estas formas tienen características comunes, por ejemplo, no poseen una membrana celular y necesitan de una cubierta proteica que encierra el material genético que necesita para poder producirse en una célula huésped. A diferencia de otros microorganismos, no tienen un metabolismo propio.
Carlos Salvador Jaime, investigador del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que existen muchas patologías causadas por virus, la gran mayoría de ellos no son nocivos para el ser humano. Comenta que hay alrededor de 10 tipos de virus por cada ser vivo en el planeta. “Cada ser vivo tiene un grupo específico que lo infecta”, agrega.
“La diversidad de virus nos ofrece una fuente de patógenos para los cuales no tenemos ningún conocimiento y jamás nos hemos enfrentado a ellos. Muchos de estos virus pueden ser benéficos para nosotros e incluso podemos modificarlos de cierta forma para utilizarlos en terapias anticáncer, aplicaciones biotecnológicas…”, dice.
Los virus adquieren relevancia para la investigación debido a que la mayoría de las enfermedades emergentes que se presentan en la actualidad son de origen viral. Lorena Gutiérrez Escolano, investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), señala que la gran mayoría de las pandemias letales históricas ha sido causada por estos agentes.
La infección puede presentarse por diferentes vías, dado que cada tipo de virus es diferente. La enfermedad por el virus del Ébola, por ejemplo, se transmite por el intercambio de fluidos corporales, mientras que el dengue y el chikungunya se adquieren por la picadura de mosquitos infectados. Por su parte, la influenza se contrae por la respiración de pequeñas gotas de saliva.
La especialista miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) explica que las tres epidemias virales más devastadoras han sido la viruela, el sarampión y la influenza. Gutiérrez Escolano indica que las epidemias comenzaron a establecerse por la interacción de animales y humanos.
“La zoonosis es cuando el virus que está afectando a este tipo de animales pasa a los seres humanos. Estos eventos son muy frecuentes en granjas, en la selva, etcétera. Mucha gente entra en contacto con animales y se infecta, se enferma y listo, no pasa más. El problema es cuando el virus que está en la persona se adapta a ella y empieza a infectar a más personas generando un brote epidemiológico”, explica Susana López Charretón, investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM.
“Las epidemias pueden surgir en cualquier lugar. A lo largo de décadas, este tipo de enfermedades se fue transportando con las personas que por comercio o diferentes situaciones tenían que moverse de un lugar a otro estableciendo pandemias”, comenta Gutiérrez Escolano.
La gripe española es un ejemplo de ello. Durante la Primera Guerra Mundial, la infección viral cobró más vidas que el propio conflicto internacional. “Se piensa que se originó en Kansas, Estados Unidos, y las personas contagiadas que fueron a fortalecer a los aliados en la guerra se llevaron la infección a Europa, donde la población no tenía protección y se crearon brotes de la enfermedad”, comenta.
Este brote epidemiológico se vio favorecido debido a que la población que afectó estaba debilitada y empobrecida. La especialista en patología experimental explica que los propios factores intrínsecos del virus y muchos factores de la población son los que exponen a los individuos a padecer estas enfermedades virales. «La guerra causó nueve millones de muertos entre 1918 y 1920, mientras que la influenza mató alrededor de 500 millones de enfermos en toda la historia, dentro de los cuales 50 y 100 millones ocurrieron durante la época de la guerra”, afirma la especialista.
Enfermedades virales
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que la propagación mundial de una enfermedad viral se presenta cuando un nuevo virus gripal, por ejemplo, se propaga por todo el mundo y la población no tiene inmunidad contra él, generando casos graves de la enfermedad. Situación por la que cada año los especialistas de la salud recomiendan a la población vacunarse contra la influenza.
Una epidemia importante ha sido la influenza, Gutiérrez Escolano explica que cada 20 o 40 años se han observado brotes importantes de esta enfermedad viral, esto se debe a que los virus tienen la capacidad de mezclar su material genético con aquellos que infectan a cerdos y aves.
“Este tipo de obtención de genes de dos especies distintas más un virus mutado, este se vuelve más virulento, tiene la capacidad de transmitirse en los humanos, que trae como consecuencia el establecimiento de nuevas infecciones”, indica.
De acuerdo con Susana López Charretón, investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM, cada año se presenta una enfermedad emergente en el mundo. La globalización y el cambio climático son dos factores que han conseguido que estas enfermedades traspasen fronteras en cuestión de horas. Esto hace posible que una epidemia se convierta en pandemia.
“La sobrepoblación es solo el antecedente para entrar a territorios fuera de lo común. El humano ha estado invadiendo zonas selváticas, si una persona es picada por estos mosquitos y regresa a regiones urbanas y suburbanas y es picado por un mosquito urbano, empieza a transmitirse esto. (En cuanto) al cambio climático, cada vez tenemos moscos que se han expandido a lo largo del mundo”.
Vacunas y antivirales
Sin lugar a dudas, las vacunas son consideradas como uno de los avances médicos más significativos. A través de ellas algunas enfermedades virales se pueden prevenir.
Aunque los registros más antiguos que se conocen sobre la historia de la vacunación datan del siglo VII, el intento más reconocido sobre esta práctica es el del médico inglés Edward Jenner, conocido como el padre de la vacunación tras haber inoculado en un niño la linfa de una pústula de viruela obtenida de una ordeñadora de vacas que había sido infectada por la viruela del ganado vacuno.
En el artículo «La vacunación. Antecedentes históricos en el mundo», publicado en la Revista Cubana de Medicina General Integral, se describe que el médico inglés observó que las mujeres lecheras de una región de Escocia raramente enfermaban de viruela debido a que, al estar en contacto con las vacas, contraían el virus de la viruela bovina, caracterizada por la erupción en las ubres de estos animales. “Para comprobar la eficacia de la vacunación, inoculó al mismo niño con virus de viruela humana y nunca enfermó”.
Aunque para muchas enfermedades causadas por virus no existen tratamientos o vacunas que le hagan frente, en la actualidad las investigaciones apuntan al análisis de medicamentos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos que puedan ser recetados en el tratamiento de estas infecciones. En parte, para reducir tiempo en la búsqueda de un tratamiento, ya que el desarrollo de una vacuna puede tardar décadas, además, al tratarse de problemas de salud importantes, se requieren medidas urgentes.
Rosa María del Ángel Núñez, del Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular del Cinvestav, señala que durante mucho tiempo la comunidad científica ha tratado de buscar antivirales que puedan bloquear o reducir infecciones virales importantes.
“La gente durante mucho tiempo acudió a la herbolaria, algo complicado porque hay que extraer el producto adecuado, probarlo in vitro y las pruebas para su análisis. En la época de la informática, se comenzó a sintetizar moléculas para ver si funcionaban, el camino era demostrar que no eran tóxicas. En este momento, el camino es usar productos aprobados por la FDA y ver si funcionan para evitar la replicación de virus, es un camino mucho más rápido. Al encontrar una serie de fármacos que funcionan, se puede llevar al mercado en menor tiempo y evitar todo el proceso de aprobación”, explica la investigadora que trabaja en el desarrollo de antivirales contra el dengue.