Investigadores de la Universidad de British Columbia (UBC) y la Universidad de Dalhousie, ambas en Canadá, han analizado los genotipos de 81 muestras de marihuana y 43 de cáñamo. Usando variantes de ADN del genoma del cannabis, los científicos pudieron encontrar las relaciones entre las diferentes plantas.
“Aunque el cáñamo y la marihuana son cultivos importantes, falta información sobre el cannabis sobre todo por su estatus de droga controlada”, explica Jonathan Page, botánico en la UBC, que co-lidera junto a Sean Myles, de la otra universidad canadiense, este primer estudio a gran escala de la diversidad genética del cannabis.
El trabajo, publicado en PLoS ONE, demuestra que las plantas del cannabis, que comprenden tres especies (C. sativa, C. indica y C. ruderalis), están catalogados con frecuencia de manera incorrecta.
El conocimiento popular asigna diferentes características a las plantas de la marihuana. Ejemplo de ello es que se cree que las plantas C. indicaproducen efectos relajantes y sedativos contrariamente a C. sativa que son plantas con mayor poder estimulante. Sin embargo, los investigadores hallaron solo una correlación moderada entre los géneros ancestrales de la marihuana declarados por los cultivadores y los ancestros inferidos de su ADN.
Otro ejemplo es que una planta cultivada en Jamaica, clasificada como C. sativa, era casi idéntica a nivel genético a los géneros de C. indica de Afganistán. “Los cultivadores y productores indican algunas veces el porcentaje de Sativa e Indica en un género de cannabis, pero no son muy precisos”, subraya Page.
Cáñamo y marihuana, cultivos muy diferentes
Según el estudio, las plantas de cáñamo mostraron un alto número de diferencias genéticas respecto a la marihuana, sobre todo debido al cultivo de ambas plantas para usos radicalmente diferentes.
“La diferencia genética entre marihuana y cáñamo tiene implicaciones legales en muchos países”, apunta el científico quien añade que ahora mismo, la identidad genética del género de la marihuana no se puede determinar con precisión por su nombre o por el ancestro registrado.
“Lo que se pide es un sistema de clasificación más práctico, preciso y fiable de esta planta”, concluyen los investigadores canadienses quienes aseguran que un mejor conocimiento de la evolución y genética del cannabis podría mejorar los cultivos.
En Canadá se destinan más de 323 millones de metros cuadrados a la producción de cáñamo para la obtención de fibra. Además, unos 25 productores tienen licencia para cultivar marihuana terapéutica para unos 21.000 pacientes canadienses.
Referencia bibliográfica:
Jonathan Page et al. PLoS ONE 26 de agosto de 2015
(SINC)