A fin de evitar que las botellas de PET (tereftalato de polietileno) en las que se envasa agua o refresco terminen en el drenaje, alcantarillas o en la vía pública, un grupo de empresas se juntaron para establecer una planta para procesar cerca de 60 mil toneladas, es decir, dos mil millones de botellas al año. El PET es uno de los materiales que más se recicla en México; en la actualidad cerca de 30 mil toneladas se transforman de nueva cuenta en recipientes para envasar agua o refresco, playeras u otros textiles. Aunque hace más de una década estas botellas eran desechadas en los basureros, hoy es un subproducto que luego de pasar por un estricto proceso de reciclaje adquiere el grado de uso alimenticio para consumo humano. De hecho, la meta para Petstar, la empresa procesadora de PET, es que para 2015 el 25 por ciento de cada envase para refresco o agua estén hechos de la resina obtenida del material reciclado, con el fin de hacer sustentable la fabricación de empaques de alimentos y bebidas. Para recolectar este material, en el país hay ocho centros de acopio ubicados en el Distrito Federal; el estado de México; Acapulco, Guerrero; Querétaro; Altamira, Tamaulipas; Mérida, Yucatán y San Luis Potosí. En estos centros se recolecta el plástico y en forma de pacas son llevadas a la planta de reciclaje ubicada en el estado de México, donde pasan por un proceso de prelavado que se lleva a cabo en una máquina que limpia el exterior de las botellas, retira las etiquetas y separa los recipientes de colores de aquellos transparentes y de diferente material al PET. De acuerdo con Jaime Cámara, director general de PetStart, el proceso de reciclaje empleado en esta empresa conformada por Grupo Yoli, las Embotelladora de Colima y Nayar, las corporaciones Rica y Del Fuerte, Arcacontinental, Bepensa y Coca-Cola, es un sistema de alta tecnología que utiliza 13 pasos y al final se conforma una resina grado alimentario. Una vez separadas las botellas de colores de las transparentes, se muelen las botellas para transformarlas en hojuelas, después son lavadas para eliminar pegamentos o material que no sea PET, de manera posterior se elimina agua y humedad. Una vez obtenido el material proceden a tomarse muestras para evaluar su calidad, se eliminan partículas residuales de color y metálicos; en el área de extracción funden y transforman en resina, luego pasa por nitrógeno para remover sustancias volátiles y de manera final en la policondensación el equipo cristaliza la resina para mayor resistencia. “Durante este proceso, se le quita a la botella todo lo que no es PET: tierra, suciedad, tapas, papel. Aun cuando esté muy sucia la botella, esta tecnología deja al material inocuo, apto para envasar alimentos”, detalló Cámara. Otro de los materiales que se generan en México y ha comenzado a reciclarse es el unicel mediante el programa Dart de México, pionero en este material y único en el país y Latinoamérica. Al respecto Gerardo Pedra, gerente corporativo del programa, explicó que el reciclaje de unicel es un proceso sencillo: primero es necesario recolectarlo en un centro de acopio, donde se transfiere a un sistema de termodensificación para extraer el aire del producto, que compone 95 por ciento del mismo. El porcentaje restante se convierte en un material sólido que es compactado en bloques de 20 kilos para facilitar su transportación y manejo. Posteriomente son transformados en aglomerado o pellets que volverán a ser utilizados en la elaboración de productos como los marcos de fotos, reglas, molduras, carcasas para celulares y suelas de zapato.
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