Los elefantes africanos y asiáticos son el objetivo principal de las campañas mundiales de 2016 del Día Mundial de la Vida Silvestre, como una forma de reforzar el vínculo indisoluble entre la vida silvestre, las personas y el desarrollo sostenible y llamar la atención a la urgente necesidad de tomar acción nacional para asegurar la supervivencia en su hábitat tanto de las especies carismáticas como de las menos conocidas, apunta la Organización de las Naciones Unidas ONU al presentar la conmemoración de este año.
Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU, refiere que “durante demasiado tiempo, el mundo ha visto imágenes desgarradoras de la matanza masiva de elefantes para obtener sus colmillos. Según la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), la matanza de elefantes africanos y la trata de su marfil siguen siendo alarmantemente frecuentes”, a la par que los elefantes asiáticos también son objeto de una caza furtiva cada vez mayor.
La CITES fue la promotora de que se instaurase el 3 de marzo como el Día Mundial de la Vida Silvestre – con el objetivo de concienciar acerca del valor de la fauna y la flora salvajes-, por la ONU, lo que se hizo el 20 de diciembre de 2013, durante la Asamblea General de la ONU, adoptando ese día porque marca –precisamente- el aniversario de la aprobación en 1973 de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, en sus siglas en inglés), la cual juega un destacado papel en la protección de la especies frente al comercio internacional.
Previamente, el 3 de marzo había sido designado como Día Mundial de la Vida Silvestre en una resolución de la Conferencia de las Partes en la CITES, en su 16ª reunión celebrada en Bangkok del 3 al 14 de marzo de 2013.
La ONU al presentar la fecha, también puntualiza que “es responsabilidad de cada generación proteger la vida silvestre para la siguiente generación”.
“Sin embargo, para proteger ese patrimonio natural esencial para esta generación y las generaciones futuras, los principales agentes (los gobiernos de los países sobre todo) deben hacer mucho más, en todos los continentes y en todos los sectores”, persiste Ban Ki-moon, quien añade que “en particular” es preciso también “incorporar en los esfuerzos de conservación a las comunidades que viven en estrecha proximidad con la vida silvestre”.
“Se está acabando el tiempo de poner fin a la crisis de la caza y pesca furtivas que amenaza a algunas de las especies más emblemáticas del mundo. Para combatir la caza y pesca furtivas y el tráfico de especies protegidas es fundamental encarar tanto la oferta como la demanda de productos ilícitos de la fauna y flora silvestres mediante los objetivos, las metas y los instrumentos internacionales convenidos, como la CITES”, señala.
Muchas otras especies, como chitas, pangolines, rinocerontes, tortugas de mar, tiburones, tigres, ballenas y maderas nobles, se ven expuestas a una variedad de problemas diferentes, derivados de, entre otros factores, el cambio climático, la sobreexplotación o el tráfico ilícito.
En este Día Mundial de la Vida Silvestre, Ban Ki-moon exhortó “a todos los ciudadanos, las empresas y los gobiernos a desempeñar el papel que les corresponde en la protección de los animales y las plantas silvestres”. Las medidas que adopten cada uno “determinarán el destino de la fauna y flora silvestres del mundo. ¡El futuro de la vida silvestre está en nuestras manos!”, ponderó.
Igualmente mencionó que en 2015 los Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que incluyen metas específicas para poner fin a la caza furtiva; la Asamblea General de la ONU también acordó por unanimidad una resolución para limitar el tráfico ilícito de fauna y flora silvestres. “Estas elocuentes expresiones de la voluntad política de poner fin a esos crímenes sumamente destructivos comienzan a traducirse en medidas sobre el terreno que se ponen en práctica mediante esfuerzos colectivos de países de todo el mundo”, dijo.