Santiago Ramón y Cajal nació el 1 de mayo de 1852 en Petilla de Aragón, España. Aunque su gran vocación era la pintura, su padre consiguió convencerlo para que estudiara medicina, carrera que cursó en Zaragoza, España.
En cuanto se graduó, Cajal fue llamado a filas para el servicio militar obligatorio y ahí concurso por una plaza de Sanidad Militar; tiempo después fue enviado a Cuba, durante la llamada Guerra de los Diez Años, que se libraba al querer los habitantes de la isla su independencia de España.
Durante su estancia en Cuba sufrió diversas enfermedades, sobre todo paludismo y disenteria, que se expandían rapidamente en las tropas españolas; ahí se enfrentó a los mandos militares, porque permitían y participaban del saqueo de alimentos y medicinas para los enfermos. Finalmente lo dieron de baja del ejército español tras ser diagnosticado de «caquexia palúdica grave» y declarado «inutilizado en campaña». «Llegó a España en junio de 1875 por el puerto de Santander, Cantabria, convertido en una ruina humana, que en nada recordaba al vigoroso y atlético joven que arribara un año antes a Cuba».
Al abandonar Cuba después tuvo que pelear por recuperar las pagas que le debían, y para conseguir la mitad de estas tuvo que sobornar a un funcionario ante la amenaza de una demora alargada. Con estos recursos Ramón y Cajal compró un microscopio, un microtomo, reactivos químicos y colorantes con los que habilitó un modesto laboratorio en el que iniciaría las investigaciones histológicas.
Tras su regreso a España continuo sus estudios y se doctoró –en 1877– dio clases en las universidades de Valencia, Barcelona y Madrid. A lo largo de este período desarrollaría la “doctrina de la neurona”, que postula que estas son células independientes conectadas entre ellas para transmitir impulsos nerviosos en un sentido unidireccional (desde las dendritas hasta los axones).
Su teoría fue aceptada en 1889 en el Congreso de la Sociedad Anatómica Alemana, celebrado en Berlín. Su esquema estructural del sistema nervioso como un aglomerado de unidades independientes y definidas pasó a conocerse con el nombre de «doctrina de la neurona», y en ella destaca la ley de la polarización dinámica, modelo capaz de explicar la transmisión unidireccional del impulso nervioso.
Gracias a estos descubrimientos obtuvo fama internacional y fue galardonado con los más prestigiosos premios. Entre ellos destaca el Nobel de Fisiología o Medicina por sus investigaciones sobre los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas, una nueva y revolucionaria teoría que empezó a ser llamada la «doctrina de la neurona», basada en que el tejido cerebral está compuesto por células individuales, obtenido en 1906, el cual compartió con el investigador italiano Camillo Golgi, cuyo método de tinción aplicó Cajal durante años, pero con cuyas tesis sobre la estructura del sistema nervioso, curiosamente, no estaba ni estuvo nunca de acuerdo.
El 25 de octubre de ese año, el investigador recibió un telegrama por parte del Instituto Karolinska de Suecia en el que se le informaba de su premio “por descubrir los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas”.
Al parecer su primera reacción fue comentar que se trataba de “una broma de los estudiantes”. Fue al leerlo al día siguiente en los periódicos cuando se convenció de su autenticidad.
Cajal utilizó la fama obtenida para impulsar un regeneracionismo que trató de sacar a España de su retraso científico. Con este propósito presidió la Junta de Ampliación de Estudios –germen del actual CSIC– y fundó el Instituto Cajal para el desarrollo de la investigación neurohistológica.
Ramón y Cajal falleció el 17 de octubre de 1934, tras el agravamiento de una dolencia intestinal que debilitó su corazón. Muy poco después se publicaría autobiografía «El mundo visto a los ochenta años», que había terminado y corregido poco antes.