La capa de nieve en la cordillera de Sierra Nevada de California (EE UU) ha alcanzado en 2015 el nivel más bajo de los últimos 500 años, según un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Arizona (EE UU) y publicado en la revista Nature Climate Change. Este equipo de científicos es el primero en comparar la capa de nieve actual con la de los cinco siglos anteriores.
«Nuestro estudio apunta al carácter extremo del invierno 2014 y 2015, un hecho sin precedentes no solo en los últimos 80 años, sino también en los últimos 500 años», dice Valerie Trouet, profesora asociada de la Universidad de Arizona y coautora del estudio. El actual récord de sequía de California comenzó en 2012, según recogen los investigadores en su informe.
«Debemos estar preparados para este tipo de sequía de nieve, que se producirá con mucha más frecuencia debido al aumento de las temperaturas”, añade Trouet. «El calentamiento antropogénico está haciendo la sequía más severa», asevera la experta.
La nieve se acumula en esta sierra hasta abril, cuando comienza a derretirse debido a la disminución de las precipitaciones y al aumento de las temperaturas. El primero de abril de este año, el gobernador de California, Jerry Brown, declaró restricciones de agua obligatorias por primera vez en todo el Estado.
La falta de nieve en 2015 se debe a las extremadamente bajas precipitaciones invernales junto con temperaturas récord en California en enero, febrero y marzo, según Trouet.
Alrededor del 80% de la precipitación de California se produce en los meses de invierno y el nivel de la capa de nieve se suele medir el primero de abril de cada año, un momento en que la capa de nieve está en su apogeo.
«La nieve es un sistema de almacenamiento natural», enfatiza la investigadora. «En un clima seco en verano como el de California, es importante que se pueda almacenar el agua y tener acceso a ella en el verano cuando no hay precipitaciones».
En años anteriores, las nieves de Sierra Nevada se fundían lentamente durante los meses más cálidos del año, y el agua del deshielo repuso las cuencas de ríos, arroyos, lagos, aguas subterráneas y embalses. En un invierno con menos nieve o con precipitación de invierno en forma de lluvia en lugar de nieve, hay menos agua para su uso durante los veranos secos de California. Soumaya Belmecheri, primer autor del estudio apunta: “Esto tiene implicaciones no solo para el uso urbano del agua, sino también para los incendios forestales».
Medir los anillos de los robles azules
Para averiguar los niveles de la capa de nieve durante los últimos 500 años, Trouet y su equipo utilizaron los datos publicados anteriormente de anillos de árboles, que reflejan la precipitación anual en invierno en el centro de California desde 1405 hasta 2005, y las mediciones anuales capa de nieve desde 1930.
El equipo también usó una reconstrucción publicada previamente de las temperaturas del invierno en el sur y centro de California que abarcó de 1500 a 1980. «Ha habido reconstrucciones previas de las condiciones de sequía en California, pero nadie ha mirado la capa de nieve en particular», concluye Trouet.
Otros investigadores ya habían medido anteriormente la anchura de los anillos de 1.505 robles azules en el valle central de California, en 33 regiones diferentes. Belmecheri y sus colegas recogieron esas mediciones junto con un registro de anillos de árboles de esta especie desde 1405.
Para los robles azules (Quercus douglasii) la anchura anual de sus anillos refleja la precipitación que reciben en invierno. «Debido a que las mismas tormentas que riegan los robles también vierten nieve al oeste de Sierra Nevada, la anchura de los anillos de los robles azules, es un buen indicador de la capa de nieve”, asegura Trouet.
Eugene R. Wahl de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), que también participa en la investigación, ya había publicado una reconstrucción de las temperaturas del centro y sur de California de febrero a marzo de 1500 a 1980, que es independiente de los registros de anillos de árboles de roble azul.
Asimismo, la capa de nieve en Sierra Nevada se ha medido aproximadamente desde 1930, por lo que los científicos contaban con múltiples fuentes de datos. El siguiente paso del equipo es estudiar y reconstruir los patrones de circulación atmosférica que contribuyen a la sequía de California y la capa de nieve de Sierra Nevada.
(SINC)